Los liderados por Luis Alberto Lacalle ya tienen definidos 17 nombres para un total de 19 puestos que le fueron asignados en los entes autónomos, servicios descentralizados y empresas públicas. Dentro de Una, el sector de Francisco Gallinal, Correntada Wilsonista (CW), ocupará cuatro, Aire Fresco, el grupo de Luis Lacalle Pou, tres, Soplan Vientos Nuevos, de Carmelo Vidalín, uno, y el Herrerismo, nueve.

Luego de resolver el conflicto generado por el reclamo del senador Gallinal, según quien se le debía adjudicar a CW el 25% de los lugares de Una, Lacalle tuvo que enfrentar otro encontronazo, esta vez dentro del Herrerismo. Pablo Abdala, que fue director nacionalista en la Administración Nacional de Puertos y en Ancap durante distintos gobiernos colorados, comunicó ayer a los principales dirigentes que dejaría el sector y que se declarará independiente dentro del PN.

Según pudo saber la diaria, el alejamiento se debe a “discrepancias con los senadores y diputados de la lista 71 en los criterios que se utilizaron para asignar los cargos que correspondían al sector”. Abdala reivindica un acuerdo electoral con el Herrerismo, según el cual tendría una de las vacantes, pero que no habría sido respetado por los legisladores de la 71 encargados de sellar las negociaciones con Lacalle. Uno de los nombres propuestos por Abdala durante las conversaciones había sido el de su hermano, Álvaro Abdala, para integrar el Tribunal de Cuentas, donde probablemente resulte designada Beatriz Martínez, impulsada por Juan Chiruchi.

El senador herrerista Gustavo Penadés no quiso comentar la decisión de Abdala, aunque reconoció que luego de la distribución quedaron heridos. “Toda elección es una selección, y lamentablemente hay gente que queda afuera y se generan estas situaciones”, concluyó. Su colega de bancada y de sector Luis Alberto Heber, que llevó adelante las deliberaciones, también declinó hacer apreciaciones, y se acotó a confirmar que mañana se enviarían a Presidencia todos los nombres definidos por Una.

En las mejores familias

La otra corriente nacionalista, Alianza Nacional (AN), tampoco definió aún quiénes serán sus 14 delegados en la administración descentralizada. Aunque no han tomado dimensión pública, entre las huestes de Jorge Larrañaga hay cuestionamientos velados a los criterios utilizados. En una columna publicada el jueves pasado en el semanario Voces, el ex candidato a la Intendencia de Montevideo y primer suplente de Larrañaga, Javier de Haedo, criticó que los partidos tradicionales nombraran principalmente “dirigentes que perdieron la elección y no salieron electos (los llamados ‘premios consuelo’)”, en menor medida a personas provenientes de “los amigos y el entorno del líder partidario o sectorial”, y sólo excepcionalmente a “personas con experiencia y conocimiento específico en la materia sobre la cual deberán trabajar desde el cargo para el cual son designados”.

De Haedo elogia las decisiones tomadas por el entonces presidente Tabaré Vázquez al armar su equipo de gobierno, pero sobre el actual período, que incluye la novedad de la participación de la oposición y de su propio sector en la administración, el economista se circunscribe a alabar la selección que hizo el líder de Vamos Uruguay, Pedro Bordaberry. Consultado por la diaria, De Haedo prefirió no manifestarse sobre los nombramientos realizados por Larrañaga, primero porque no están todos los cargos otorgados, y segundo, porque no opinará sobre eso públicamente. Fuentes aliancistas señalaron que a medida que se fue conociendo la lista elaborada por Larrañaga, algunos dirigentes percibieron una “tendencia a nombrar a las personas de su entorno”, aunque de todas formas no criticaron los resultados.

Por otro lado, la columna del economista generó “cierto malestar” en otros dirigentes. El senador Carlos Moreira consideró que “en términos generales las designaciones [de AN] están bien”, y que las expresiones de De Haedo le parecen “una generalización injusta”. El ex intendente de Colonia y ex subsecretario del Interior piensa que los cargos de gobierno “no necesariamente tienen que ser ocupados por técnicos”, y que éstos “muchas veces fracasan cuando se trata de la dirección de empresas públicas”. “Debe ser una combinación de vocación, dedicación e inteligencia”, afirmó Moreira.