Ante la inminente retirada de Irak de unos 15.000 soldados estadounidenses, dispuesta para fines de agosto, el máximo líder del Ejército y jefe del Estado Mayor, general Babakar Zibari, indicó en una rueda de prensa que las fuerzas armadas locales no están preparadas para garantizar la seguridad del país y que la retirada estadounidense prevista para este mes no debería producirse.

Luego de esta primera retirada, permanecerán 50.000 soldados estadounidenses que tendrán funciones de asesoramiento, respaldo y entrenamiento a las fuerzas de seguridad iraquíes. “El problema comenzará después” del año que viene, cuando está previsto que se complete el retiro de las tropas enviadas desde Washington, dijo Zibari luego de una reunión con otros altos mandos de las Fuerzas Armadas.

Si lo hubieran consultado acerca del plan de retirada, “les hubiera dicho que el Ejército de Estados Unidos tendría que permanecer aquí hasta que el Ejército iraquí esté, en 2020, totalmente preparado”, afirmó el general, según informó el diario británico Daily Telegraph.

El ministro de Defensa iraquí, Abdelqader al Obeidi, indicó que su cartera está estudiando la situación actual de las fuerzas locales de tierra y aire, y Zibari sostuvo que es responsabilidad de “los políticos” encontrar “otros métodos para compensar el vacío que se producirá” con la retirada estadounidense.

Sin embargo, el primer ministro en funciones, Nuri al Maliki, contradijo al jefe del Estado Mayor y aseguró que las fuerzas de seguridad iraquíes podrán proteger al país luego de la retirada, porque poseen “el equipamiento, el número y la capacidad” necesarios para ello.

La advertencia de Zibari llega luego de que las muertes civiles en julio relacionadas con acciones armadas duplicaran las del mes anterior, alcanzando la cifra de 396 personas muertas y más de mil heridas, según datos del gobierno. Además, en julio murieron 89 policías, 50 soldados y más de mil presuntos insurgentes y milicianos, informó la agencia de noticias Reuters.

Pese a estos datos, el gobierno estadounidense sostuvo, por intermedio del portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, que la situación en Irak muestra una “trayectoria positiva” y que las fuerzas de seguridad de ese país “están completamente preparadas”, informó BBC. El gobierno de Barack Obama indicó que el aumento de la violencia es lo “típico” que acompaña cada año a las festividades musulmanas del Ramadán.

También se considera que la falta de un nuevo gobierno, a cinco meses de las elecciones legislativas, propicia la violencia en el país. La escasa diferencia de dos escaños entre quienes respaldan a Iyad Alawi, ex jefe de gobierno que contó con el apoyo de los suníes, y al primer ministro, Maliki, con respaldo chiita, transformó la formación de un nuevo gobierno en una carrera por el logro de una coalición que permita alcanzar la mayoría parlamentaria necesaria.

Mientras tanto, la milicia sunita Los Hijos de Irak, que colabora con el gobierno iraquí en el combate contra Al Qaeda desde 2008, advirtió al diario británico The Guardian que tras el anuncio del retiro de tropas a fines de agosto sus adversarios han realizado “un gran regreso”. Líderes de la milicia oficialista indicaron que varios de sus combatientes están recibiendo ofertas de dinero de Al Qaeda para que colaboren con ese grupo.