El movimiento estudiantil se está “radicalizando”, y también la represión por parte de las fuerzas de seguridad chilenas, dijo en diálogo telefónico con la diaria el corresponsal en ese país de la agencia de noticias IPS, Fernando Fiedler. Este fotógrafo de prensa, de 49 años, ejerce su profesión desde hace más de 25 años. El 6 de octubre, mientras cubría una marcha estudiantil no autorizada por las autoridades, en Santiago, constató que un carabinero, integrante de un grupo de cuatro que intervenía en la manifestación, estaba disparando bombas lacrimógenas “al cuerpo” de los manifestantes.

La ley indica que deben lanzar esos proyectiles -en este caso el policía militar usaba una escopeta para dispararlos- de forma “parabólica”, es decir, hacia el cielo. Pero “después de unos diez minutos”, durante los cuales fueron fotografiados, el grupo de carabineros “se puso a correr” en su dirección y lo detuvo, sin darle motivos ni explicaciones. “Jamás le leyeron ni se hicieron efectivos a su respecto los derechos del detenido”, indica la denuncia presentada ante la Justicia civil, que se declaró incompetente y la remitió a la militar.

Una vez en el patio de una comisaría, Fiedler se negó a entregar su cámara de fotos, pero los cuatro policías militares se la sacaron por la fuerza. Para eso, el hombre al que había fotografiado mientras disparaba, que él identificó como “J Andrade”, le enterró “sus nudillos en el costado del mentón, acción esta última que generó mucho dolor e hinchazón” al periodista, explica el texto de la denuncia. Acto seguido, los cuatro hombres lo tiraron al suelo y lo inmovilizaron. Luego el fotógrafo quedó detenido pero no pasó más de 45 minutos en la celda.

Al momento de liberarlo, Andrade y Fiedler tuvieron un diálogo bastante “atípico”. El policía militar le entregó sus pertenencias, y ante las preguntas del reportero sobre los motivos del maltrato, el carabinero le dijo: “Tengo que cuidar mi seguridad”. Explicó que le había aplicado, al momento de retirarle la cámara, una “llave al tiro al suelo”, que causa un dolor paralizante porque presiona un nervio, “para no pegarle más”. En ese diálogo el carabinero admitió que su escopeta no estaba en “posición reglamentaria al disparar” y que por eso borró de la cámara las fotos que documentaban el hecho.

La denuncia está en manos del fiscal militar, Carlos Torrealba. El presidente de la ACPI, Mauricio Weibel, dijo a la diaria que Torrealba es “juez y parte” por ser capitán de carabineros.

Fiedler, dijo tener “poca fe” porque en 1996, durante otra manifestación, carabineros le fracturaron la nariz con un escudo, él lo denunció a la Justicia militar, y “murió el expediente”. Agregó: “Ahora que son más leves las lesiones, yo creo que va a pasar lo mismo”.

Weibel dijo que desde que asumió el presidente Sebastián Piñera, en 2010, la represión a la prensa aumentó y que en cada manifestación “hay uno, dos y hasta tres colegas detenidos” sin motivo. El martes fue arrestado y golpeado el fotógrafo de la agencia de noticias AFP, Héctor Retamal, y el sábado, en el marco de un partido de fútbol, un fotógrafo del diario chileno El Mercurio, indicó Fiedler.

Una serie de casos similares fue documentada por la ACPI -que los denunció además en una carta entregada ayer al presidente de la Corte Suprema, Milton Juica Arancibia- y también por el Sindicato Asociación de Reporteros Independientes de Chile y la organización Reporteros Sin Fronteras, entre otras.

El fotógrafo de IPS destacó que su primera agresión ocurrió durante el gobierno de la Concertación, de centroizquierda, pero dijo creer “que el [actual] gobierno ha dado instrucciones” de reprimir periodistas. “Sobre todo”, dijo, “porque somos nosotros los que multiplicamos la noticia”.