-¿Cómo comenzó su experiencia en la escuela rural?

-Me gradué en 1943 y fui a una escuela en una zona de rancheríos. Aprendí lo que era la tremenda pobreza que afectaba a parte del territorio. Los maestros debatíamos sobre la educación y la evolución del país, y nuestra premisa era denunciar la pobreza. Médicos y maestros nos juntamos y reclamamos medidas que modificaran la estructura de nuestro campo en términos de distribución y uso de la tierra. Cuando uno trabaja en una zona ganadera, rodeado de estancias de cinco mil hectáreas, pobladas de vacunos, y llena el aula con algunos alumnos bastante desnutridos que no tienen satisfechas sus necesidades vitales, uno se plantea cuestiones esencialmente políticas. No podemos hablar de educación sin referirnos al contexto político. Pero esto no debe confundirse con la intervención partidaria.

-¿Después trabajó en otro tipo de escuelas?

-En otra, donde había una colonia organizada. Era un área de buenas tierras, donde se habían repartido parcelas a colonos que vivían muy organizados. Tenían asistencia técnica, créditos con facilidades para un modelo de producción distinto. Había una escuela granja, se habían creado unas 100 en esos años. Y todo resultaba facilitado por un contexto y niños realizados, alimentados, vestidos, que disponían de tiempo. Contrastada con la anterior, esta segunda experiencia en un área donde las cosas estaban planificadaas para el bienestar y la calidad de vida de la población, me llevaron a concluir que en la educación rural, el factor fundamental que determina el éxito o el fracaso es el contexto. La realidad en el aula es un pequeño mundo artificial muy sensible a las realidades que viven los educandos. En esa época había mucha asistencia en el medio rural pero luego se abandonó.

-¿Cuándo?

-Cuando empezó a gobernar el Partido Nacional, en 1958. Pero antes y ahora no hay que ser ingenuo, la educación por si sola no va a redimir las situaciones de injusticia, hay que hacer un esfuerzo interinstitucional para tratar de cambiar las condiciones ambientales y sobre todo, cambiar la distribución de la riqueza y los medios materiales de producción. En el medio rural, asisitimos ahora con preocupación a las tendencias que se muestran hacia una reconcentración del latifundio, hacia la extranjerizacion, el proceso de tecnificación salvaje que menosprecia el suelo y el agua que son fundamentales para nuestro futuro. En 1946 la FUM celebró su primera convención anual con el tema: la reforma agraria y la escuela rural. Vean que en aquel tiempo teníamos una preocupación importante por un problema nacional y nos pronunciamos como educadores. Me gustaría ver a los educadores de hoy en esa posición, discutiendo los problemas del campo, denuciando, proponiendo medidas hacia adelante, porque creo que el momento actual es una oportunidad histórica para hacerlo.