Como un imprevisto regalo de Navidad, se hizo pública una diferencia de opiniones entre dos conocidas figuras frenteamplistas que no se refiere a “cuestiones del momento”, sino a temas teóricos y estratégicos. Los involucrados, Julio Marenales y Esteban Valenti, son además personas cuyas imágenes están muy cargadas de significado en la percepción popular, y eso agrega condimento al episodio, que merece ser comentado.

Marenales, dirigente histórico del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN), es un referente de gran importancia para los militantes del Movimiento de Participación Popular. Representa para unos el arquetipo del viejo revolucionario que mantiene sus convicciones sin haberse “contaminado” en los vaivenes de la política legal. Para otros simboliza un anacronismo estéril, y no faltan quienes le reprochen, “por izquierda”, fungir como legitimador de una corriente política que ya está muy lejos de sus orientaciones originales.

Valenti, ex dirigente del Partido Comunista de Uruguay (PCU), fue un decidido impulsor del intento de reconversión planteado por sus principales dirigentes después de la crisis del comunismo soviético. Un intento que fue derrotado en 1991-1992, y que terminó con la renuncia a ese partido de su plana mayor incluyendo a Valenti, que es publicista y era el secretario de Propaganda. Él fue responsable, antes y después de esos hechos, de varias recordadas campañas políticas, y hay quienes lo ven como un símbolo de renovaciones necesarias y aún frenadas, mientras otros lo consideran el paradigma del abandono de los ideales históricos de la izquierda, incluyendo los éticos.

Marenales y Valenti tienen en común la pertenencia al escaso grupo de pesos pesados de la izquierda que nunca han ejercido responsabilidades de gobierno.

En una entrevista publicada el sábado 17 por el diario Últimas Noticias, Marenales dijo al periodista Martín Viggiano que el Frente Amplio, “una fuerza policlasista, que tiene a trabajadores y patrones”, es “la herramienta para esta etapa” de “progresismo”, que busca “mejorar lo más negativo del sistema capitalista”, y que si bien a él eso le parece bueno y necesario, quiere “más” porque su meta es el socialismo. Añadió que es necesario un “trabajo político e ideológico” para ver de qué modo se puede ir construyendo una vía hacia ese objetivo que “supere” el progresismo, aunque reconoció que eso “no está resuelto en ninguna parte del mundo”.

Valenti comentó estas declaraciones en una nota publicada el martes 20 en el sitio de internet de UyPress, la agencia de noticias que dirige, y afirmó que en las reflexiones de Marenales “están encerrados muchos de los dilemas de la izquierda, actual y anterior”, entre ellos “el dilema entre táctica y estrategia, entre la etapa democrática avanzada y el socialismo, y el papel y estructura del bloque social de los cambios, [...] en definitiva, [...] muchas de las preguntas sobre el papel de la izquierda como administradora del capitalismo o su sepulturera”. Pero acotó que hay algo “profundamente equivocado” en el razonamiento del veterano dirigente tupamaro “sobre el papel del Frente Amplio y su carácter transitorio”.

Según el ex dirigente comunista, todas las personas de izquierda en Uruguay quieren “más”, pero “el problema es qué significa ese 'más”". “Para muchos de nosotros -sostiene- demostrar que una fuerza policlasista, democrática y de izquierda puede gobernar con más justicia, más libertad y democracia y hacer progresar a su pueblo en todos los terrenos y seguir elaborando en serio los caminos del progreso y superación del sistema en forma constante es un enorme 'más'”, que no se alcanzará con “justificaciones del uniclasismo o de un socialismo fracasado y derrotado material e ideológicamente”, ni con la idea de que “los que sumaron sus fuerzas en este proceso del progresismo, de cambiar cosas de fondo, que no son sólo de administración del régimen sino que buscan caminos propios para sus transformaciones”, sean apenas “un escalón sobre el que otros pisarán para alcanzar el paraíso revolucionario”.

El planteo de Marenales no es muy distinto del que realizaron históricamente las fuerzas que se sumaron al Frente Amplio pero mantuvieron, inspiradas por Marx, la reivindicación de un horizonte socialista, entre ellas, por supuesto, el PCU conducido por Rodney Arismendi, en el cual se formó Valenti. Y los reparos de éste no son muy diferentes de los que formularon, en su momento, fuerzas frenteamplistas no marxistas que rechazaban la idea de ser consideradas “compañeras de ruta” desechables. Hoy Marenales revalora un discurso que le pareció insuficiente al MLN, y Valenti se pone en la piel de muchos a quienes el comunismo uruguayo menospreció por “reformistas”.

Pero más allá del modo en que cada uno dialoga con su pasado, estamos ante el esbozo de un debate sobre el futuro, acerca del modo en que podría ser posible procesar cambios profundos de las relaciones sociales. Ojalá que se pueda avanzar en este terreno, con muchas otras voces, antes de que las preocupaciones electorales desplacen a todas las demás.