“Bajo la doctrina del multiculturalismo estatal hemos fomentado que las diferentes culturas vivan vidas separadas, alejadas entre sí y respecto a la cultura dominante. Hemos fracasado en ofrecer una visión de la sociedad a la que sientan que pueden pertenecer”, dijo el sábado el primer ministro británico, David Cameron, en la conferencia sobre seguridad realizada durante el fin de semana en la ciudad alemana de Munich.

Cameron se refirió a las asociaciones musulmanas en general. Según él, el Estado estaría financiando a grupos que terminan alimentando indirectamente al terrorismo, porque tolera a quienes rechazan la igualdad y la democracia, promueven el separatismo y alientan la radicalización. “Juzguemos a esas organizaciones de la forma adecuada. ¿Creen en los derechos humanos fundamentales, en la igualdad de todos ante la ley, en la democracia? ¿Alientan la integración o el separatismo?”, preguntó Cameron en su discurso.

El primer ministro británico dijo que, por ejemplo, se condena rápidamente “a una persona blanca” que adopte posiciones racistas, pero cuando ese tipo de opinión es expresada por “quien no es blanco”, las reacciones son “demasiado prudentes”, e incluso “miedosas”. Para él esa actitud “sólo ha servido para reforzar el sentimiento de que lo que hay en común no es suficiente”.

El gobierno británico se sumó así al número creciente de los que en Europa cuestionan el modelo de tolerancia y prefieren adoptar una política más dura. “Necesitamos mucho menos de la tolerancia pasiva de los últimos años y mucho más liberalismo activo y muscular”, dijo Cameron.

La canciller alemana Angela Merkel ya había hecho declaraciones similares a mediados de octubre. Dijo que los esfuerzos de su país por crear una sociedad multicultural “fracasaron completamente”.

En aquel momento, el primer ministro belga Yves Leterme opinó que Merkel tenía razón, y que “las políticas de integración” no siempre habían tenido “los efectos beneficiosos esperados”. Se han expresado enfoques críticos del multiculturalismo en otros países europeos, entre ellos Francia, Suiza y Holanda, y también en Estados Unidos.

Las declaraciones de Cameron fueron realizadas en una conferencia internacional sobre seguridad, marcada por los acontecimientos de las últimas semanas en los países árabes, por la salida inesperada del presidente tunecino y por la transición que se negocia en Egipto, mientras en Yemen y Jordania continuaban las protestas en reclamo de reformas o cambios de régimen.

Aún no está claro cuáles serán los desenlaces de esos procesos, pero las declaraciones de la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, expresaron el temor de que le abran puertas al islamismo. “Somos conscientes de que estas revueltas pueden recaer en la formación de nuevos regímenes autoritarios”, dijo Clinton en Munich. Pero añadió: “A quienes temen que demasiada libertad pueda perjudicar la seguridad, les contesto que los gobiernos que suprimen la libertad acaban siendo fuente de inestabilidad”. Eso indica que el gobierno estadounidense ha optado por priorizar en su discurso la necesidad de democratización, y ya no el apoyo a regímenes autoritarios por ser aliados, como fue durante muchos años el caso de Egipto.

En tanto, las declaraciones de Cameron causaron reacciones indignadas de las comunidades musulmanas en Gran Bretaña. “Señalar a los musulmanes” no hace más que “acrecentar la histeria y la paranoia contra el Islam” y quienes forman parte de él, comentó por ejemplo Shaqif Mohammed, dirigente de la Fundación Ramadán, especializada en el área de la educación.