En Libia, el coronel Muamar Gadafi gobierna desde hace 40 años y su régimen impuso la censura total sobre los enfrentamientos entre los manifestantes -que piden el fin de su gobierno desde el martes- y las fuerzas de seguridad. Por lo tanto, no hay balance oficial de muertos y heridos, pero los reportes dejan imaginar una situación de caos en distintas ciudades.

La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) estimó ayer que eran por lo menos 173 los fallecidos desde que empezaron las protestas, de acuerdo a fuentes hospitalarias. A esto se suma una cantidad desconocida de heridos. El director de HRW en Londres, Tom Porteous, dijo a la agencia de noticias AFP que teme que “una catástrofe esté ocurriendo en materia de derechos humanos”. El mismo interlocutor destacó que, “según fuentes médicas en Libia, las heridas son características de las que causan las armas pesadas”.

Por otro lado, la agencia estatal de noticias libia Janaa publicó un comunicado oficial en el que el gobierno afirma que las fuerzas del orden arrestaron decenas de tunecinos, egipcios, sudaneses, turcos, sirios y palestinos que habrían sido “especialmente entrenados y dotados de planes precisos para sembrar disturbios” y “destruir la estabilidad del país, la seguridad de sus ciudadanos y la unidad nacional”.

La agencia también informó que no se descarta la posibilidad de que los servicios secretos de Israel estén detrás de esa supuesta red de desestabilizadores. Ayer Gadafi seguía sin pronunciarse sobre la situación, pero los “comités revolucionarios” que son las bases de su régimen habían prometido a los “grupetes” que iniciaron las protestas una contraofensiva “fulminante”.

Cada uno a su manera

En tanto, Marruecos se sumó ayer a la ola de protestas que recorre el mundo desde que en Túnez un mes de manifestaciones puso fin al gobierno de Ben Alí. Pero los marroquíes remarcan su situación particular respecto a los vecinos que los inspiraron -Egipto y Túnez- y en este caso la violencia vino de grupos aislados que se sumaron a los manifestantes, mientras las fuerzas del orden se mantenían a distancia.

Fueron entre 3.000 y 4.000 los movilizados en la capital Rabat, de acuerdo al portal local Au fait, pero las fuerzas del orden descontaron a los curiosos y establecieron que eran 1.500. Los lemas eran a favor del cambio y contra la corrupción, pero algunos pedían menos poder para el rey, Mohamed VI. También hubo protestas en las ciudades de Casa, Tanger, Marrakech y otras que sumaron miles de asistentes. En Marrakech, la protesta terminó en un saqueo contra un Mc Donalds y la tienda española de ropa Zara. En las ciudades de Larache, en el noreste del país, y de Alhucemas, en el norte, grupos aislados atacaron bancos, comisarías, comercios, e incendiaron vehículos. En la capital, los líderes del Movimiento 20 de Febrero, que llamaba a manifestar ayer, tuvieron que detener la marcha para evitar que la situación se descontrolara.

De acuerdo a la agencia de noticias estatal MAP, el llamado no logró una fuerte convocatoria porque el Movimiento Libertad y Democracia Ahora, una organización juvenil que había convocado a concentrarse por la red social Facebook, anunció que dejaba sin efecto la movida. Según ellos, “grupos religiosos y de la extrema izquierda” que buscaban orientar las protestas “hacia luchas confesionales e ideológicas en vez de unirse ante las necesidades de la sociedad marroquí de una reforma serena” en un marco de estabilidad y de cohabitación quisieron apropiarse de la iniciativa.

Además, ese grupo estimó que la monarquía tenía un apoyo “unánime” en el país, pero que algunos de los grupos que se sumaron a la convocatoria no se pronunciaron sobre el tema.