Teléfono descompuesto

El viernes, Bonomi se quejó porque algunos canales televisivos informaron previamente que se iban a realizar estos “operativos sorpresa”, una cuestión que, lógicamente, atenta contra la efectividad de los procedimientos. Para Tourné, los medios tienen “una responsabilidad social muy importante” y se preguntó si éstos “quieren colaborar con la sociedad o quieren vender”. Faroppa dijo que sería necesario algún tipo de “acuerdo no escrito” entre el gobierno y los medios para que no suceda este tipo de hechos, en tanto que, según Paternain, “los medios no pueden enterarse si no hay filtraciones por parte de los responsables”. “Si hay responsabilidad es institucional, por lo que la queja debería trasladarse a la interna”, sostuvo.

El ministro del interior, Eduardo Bonomi, explicó a la diaria que los operativos en estas zonas periféricas tienen como objetivo “buscar gente requerida” por la Justicia, intentando de esa manera “tratar de cortar lo que está pasando en esos lugares, todos los robos y crímenes que se dan y que están relacionados con esos requerimientos”.

Según Bonomi, se realizó un trabajo de inteligencia previo “que llevó a esa determinación”, en tanto que detrás de cada acción policial “siempre hay una orden de allanamiento de los jueces”. El ministro se mostró “muy preocupado” en dejar claro que estos operativos son “bien distintos” a las razzias, que consisten en “ir a buscar gente, pedirle cédula y si no la tienen llevarlos detenidos, como se hacía en otras épocas”.

El titular del Interior informó que a partir de estos procedimientos se ha logrado efectuar “cinco o seis procesamientos”, aunque especificó que ese dato “no es la medida” para evaluar el éxito del despliegue policial, ya que “muchas veces no hay posibilidad de procesar a los detenidos” por la falta de testigos.

Bonomi explicó que no todos los detenidos estaban requeridos porque se registraron “desacatos en el momento”. “Cuando la Policía entra los apedrean o los balean, entonces van detenidos y después los sueltan”, explicó.

Para la diputada socialista, estos operativos tienen que tener “objetivos claros”, con logros medibles y que no sirvan sólo para “amedrentar”. Aunque la ex ministra del Interior no tiene intenciones de enfrentarse a la gestión de Bonomi, sí opinó que este tipo de medidas “no ayudan a que la gente que vive en esos lugares construya confianza con la Policía”. “Sé que en esos barrios se ocultan delincuentes, pero también hay personas muy buenas, humildes y trabajadoras, y eso también puede correr para el lado de la estigmatización de los barrios”, reflexionó Tourné. “Si el objetivo era impactar emocionalmente, fue bárbaro, pero si era para capturar gente, es otra cosa”, remató.

Costos y beneficios

El ex subsecretario del Interior Juan Faroppa considera que es “importante” que estas acciones se rijan por el respeto a las “normas vigentes”, en este caso la Ley de Procedimiento Policial, aprobada en 2008. “Supongo que se están realizando mediante esta ley y no me consta lo contrario”, especuló Faroppa. Para el ex jerarca, es importante que haya un “balance” entre todo lo que implican los operativos con estas características y los resultados judiciales que arrojan. “Puede darse el riesgo de que las intervenciones policiales no tengan el resultado en el ámbito judicial que se espera, y eso puede generar un desgaste en la imagen del accionar de la Policía”, explicó.

“Si lo que se pretende es marcar mayor presencia policial y darle las garantías a toda la población de que sus derechos están siendo respetados, me parece excelente, pero también es importante que los megaoperativos con gran despliegue de recursos humanos y materiales arrojen resultados concretos en cuanto a personas que se detienen por órdenes judiciales”, deslizó Faroppa. Recalcó además que si bien tiene “certeza” de las buenas intenciones de las autoridades ministeriales, también “es posible que las herramientas utilizadas no sean las más adecuadas para el fin que se busca”.

Por su parte, el sociólogo y ex titular del Observatorio de Violencia y Criminalidad Rafael Paternain comparó estos megaoperativos con los resultados que pueden tener las requisas de las cárceles.

“Hacen un barrido y después el problema emerge nuevamente. A nivel general, los operativos de saturación, está absolutamente demostrado, suelen tener efectos puntuales, marginales y de corto plazo”, afirmó Paternain, por lo que entendió que es necesario “poner muy en duda la efectividad de estos procedimientos”.

Según consideró, “no es gracioso ni auspicioso tener fuerzas militarizadas por parte de la Policía ocupando ese tipo de territorios sociales”. “Muchas veces instala un sentimiento de rechazo hacia el accionar policial y de desasosiego en el barrio, más que contribuir a la seguridad policial contribuye a la segregación territorial”, entendió Paternain, que además consideró que las acciones de saturación pretenden “llenar el ojo”. “Son esos operativos que parecen estar en sintonía con el clima de opinión pública y muchas veces pueden permitir dar la sensación de que se están tomando cartas en el asunto y, en realidad, en varias ocasiones genera resultados negativos, desde el punto de vista de la percepción que dejan estos procedimientos, que suponen una carga de violencia inequívoca”, remató.