“Lo que queremos es recuperar los sitios más emblemáticos, y el Departamento de Investigación era el más emblemático porque por ahí pasó la mayoría de la gente, los campesinos, los intelectuales, los extranjeros, también ahí fueron ejecutadas muchas personas”, dijo a la diaria Carlos Ortellado, miembro de la Dirección General de Verdad, Justicia y Reparación, de la Defensoría del Pueblo paraguaya.

El Departamento de Investigaciones de la Policía de la Capital, que tiene su sede en pleno centro de Asunción, fue el órgano planificador y ejecutor del control y la represión política de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) en Paraguay. El edificio es el núcleo de un conjunto de edificaciones aledañas en las que se instalaron celdas y cámaras de torturas que lo convirtieron en el principal centro de detención y tortura del país, al que fueron llevados no sólo los detenidos de la capital, sino personas de todo el país, incluso extranjeros.

“Este edificio está en la vereda opuesta a la manzana de la Policía Nacional, a una cuadra del Cabildo. Ahí se aplicaba el Plan Cóndor, se reunían los cóndores de Paraguay y de la región -incluso de Uruguay-, y queda a sólo dos cuadras del famoso hotel Guaraní, donde se alojaban los cóndores que venían”, dijo a la diaria María Stella Cáceres, de la Fundación Celestina Pérez de Almada. La organización es dirigida por Martín Almada y lleva el nombre de su primera esposa, quien fue sometida a tortura psicológica y murió de un infarto a los 33 años. “En una esquina de la manzana siguiente funcionaba una unidad que se llamaba Vigilancia y Delito, y allí funcionaban los tribunales cóndor; se torturaba con presencia de representantes de los otros países del plan. Es un circuito de horror que queda en pleno centro”, dijo Cáceres.

Según el informe final entregado por la Comisión de Verdad y Justicia, desaparecieron o fueron ejecutadas 39 personas en el Departamento de Investigaciones, y unas 2.000 fueron detenidas y torturadas. “Esos datos siempre se modifican con el transcurso del tiempo y las cifras aumentan”, indicó Cáceres, quien estimó que “pueden ser más de 10.000 las personas que pasaron por ahí”, y agregó que “fueron desde niños a todo el espectro social, sin distinción de filiación política, social, ni nada, todo el mundo pasó por ahí, en especial a partir de los años 70”.

El centro fue dirigido por “los más temibles jefes: primero [el entonces ministro del Interior] Edgar Ynsfrán, el gran ideólogo de la represión, que seguía las políticas de Estados Unidos y contaba con su colaboración. Porque enviaron al coronel Robert K Thierry, que fue una especie de Dan Mitrione en Paraguay, para enseñar las nuevas técnicas de tortura”, dijo la directora de la fundación. La transformación de los lugares históricos fue una iniciativa y un reclamo de las víctimas, según Cáceres. A instancias de esos pedidos, el Ejecutivo firmó un decreto para crear la Comisión para la Instalación e Implementación de la Red de Sitios Históricos y de Conciencia del Paraguay, que está integrada por representantes de varios ministerios y cuenta con la participación de organizaciones civiles. Esa red es coordinada por la Dirección General de Verdad, Justicia y Reparación, y ya están seleccionados los otros tres lugares que serán rehabilitados como sitios históricos en lo que queda de este año, contó Ortellado.

Por ahora, el III Departamento de Investigaciones fue preservado en su estructura tal como estaba durante la dictadura. Quien lo visite podrá ver, por ejemplo, la oficina y el cuartel general de Pastor Coronel, el último de sus directores durante el régimen, los calabozos, las escaleras de un metro de ancho y los cuartos de tortura, así como el tercer piso desde donde, se dice, tiraban a detenidos.