Los palestinos preparan un gobierno de unidad, varios países han reconocido la existencia de un Estado palestino y las revueltas en los países árabes refuerzan las ilusiones de cambio en la región. Todos estos factores potenciaron ayer las manifestaciones por la conmemoración del Día de la Nakba o “la catástrofe”. Así denominan los palestinos el día posterior a la conmemoración de la fundación de Israel, el 15 de mayo, cuando se recuerda la expulsión de miles de palestinos de su territorio. Las estimaciones de Naciones Unidas indican que los palestinos que fueron expulsados y sus descendientes suman hoy cinco millones de refugiados.

Las protestas se repitieron en la Franja de Gaza, Cisjordania, la frontera de Israel con Líbano y con Siria. Fueron avivadas también por la muerte de Milad Said Ayyash, un palestino de 16 años, el sábado, luego de recibir un disparo que, según testigos, fue efectuado por uno de los vigilantes de una pequeña colonia judía ultranacionalista.

Otro factor que se sumó a este ambiente fue la renuncia del enviado de Estados Unidos para Medio Oriente, George Mitchell, quien en una carta dirigida al presidente Barack Obama recordó que asumió el puesto en 2009 por un período de dos años y argumentó que ese período ya terminó.

Mitchell dijo en su carta que respalda “totalmente” la visión de paz de Obama para Oriente Medio, y aparentemente no menciona el retroceso para las negociaciones de paz que significó la reanudación de las obras por parte de Israel en los territorios palestinos ocupados, ni los intentos palestinos de buscar el reconocimiento del Estado en Naciones Unidas en setiembre, lo cual no sería vetado por Estados Unidos, según informó la agencia de noticias AFP en base a fuentes.

La renuncia de Mitchell ocurre días antes de que el viernes llegue a Washington el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para reunirse con Obama. Además Netanyahu tiene previsto, el martes siguiente, dar un discurso ante el Congreso, en el que se supone que expondrá nuevas propuestas para el proceso de paz.

En ese contexto, ayer, cientos de manifestantes se reunieron en Ramalá, en Cisjordania, para conmemorar el Día de la Nakba, en especial en puntos representativos, como la tumba de Yaser Arafat, en la Muqata, en Ramala. Las manifestaciones se repitieron en las fronteras de Israel con Líbano y Siria, y también en el territorio palestino de Gaza.

Allí un palestino murió y otros 67 fueron heridos por disparos del Ejército de Israel cuando miles de manifestantes cruzaron el paso fronterizo de Erez y se adentraron unos metros en territorio israelí.

El movimiento islamista Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, y el nacionalista Al Fatah, que gobierna Cisjordania, coordinaron para organizar dos actos centrales con apoyo del resto de las facciones políticas palestinas, uno en la ciudad de Gaza y el otro en Rafah.

Los palestinos refugiados en Líbano fueron hasta la frontera e intentaron cruzarla para llegar a los territorios libaneses ocupados por Israel, luego de lanzar piedras contra los soldados israelíes que vigilaban la línea y respondían con disparos. Según informó el Ejército libanés, hay diez muertos y 112 heridos por los disparos israelíes.

En Siria decenas de palestinos intentaron atravesar la verja que divide este país del territorio ocupado por Israel. Dos refugiados murieron en el intento y unos 20 fueron heridos. Los demás llegaron hasta la plaza central del pueblo limítrofe, Maydal al Shams, sirio pero del lado dominado por Israel, y después de algunas horas y negociaciones, regresaron a Siria, donde fueron recibidos por un grupo de personas que los aplaudió. Más tarde, la cadena árabe Al Arabiya elevó la cifra de muertes en esta zona a cuatro.

La “invasión” palestina a la Meseta del Golán fue sorpresiva, aunque sí se preveían protestas e Israel había desplegado a unos 10.000 soldados y policías. El Ejército tenía la orden de “salvaguardar las fronteras y la soberanía de Israel”.

Luego de los enfrentamientos, Netanyahu advirtió: “Espero que la situación vuelva rápidamente a la calma, pero que nadie se equivoque: estamos decididos a salvaguardar nuestras fronteras y nuestra soberanía”. Se hizo responsable por la decisión de disparar contra quienes intentaban entrar en su país, y dijo: “No debemos olvidar qué es lo que hay detrás de la Nakba y quién”, y agregó que “no son personas que aboguen por las fronteras de 1967, sino que tratan de minar la existencia de Israel”.

El presidente palestino, Mahmud Abbas, aseguró ayer que “la voluntad del pueblo es más fuerte que el poder de las fuerzas opresivas” y que en el caso de los 15 muertos: “Su sangre no ha sido derramada en vano sino por la libertad de nuestro pueblo y por sus derechos”. Abbas dijo que la alta concurrencia a las protestas demostró “la determinación del pueblo palestino por alcanzar la libertad”.