Las manifestaciones comenzaron el 18 marzo en la ciudad de Dera’a, en reclamo de más libertad política y del fin de la corrupción. Pero luego de la fuerte represión, ahora piden que Bachar Al Assad, cuya familia gobierna Siria desde hace 41 años, abandone el poder. Assad pertenece a la minoría chiita alauita y Siria es de mayoría musulmana sunita.

Desde que empezó el movimiento de protesta, el número de personas “detenidas o desaparecidas podría sobrepasar los 8.000”, dijo a la agencia de noticias AFP el director ejecutivo de la organización de defensa de derechos humanos Insan Wissam Tarif.

Además, las fuerzas de seguridad mataron por lo menos a 560 civiles en las manifestaciones, indicaron grupos de derechos humanos.

Varios detenidos luego liberados denunciaron ante Amnistía Internacional que fueron sometidos a torturas, malos tratos y a condiciones de reclusión muy duras. Esto “hace temer por la seguridad de cientos de personas que siguen encarceladas, entre ellas las 499 que fueron detenidas el domingo 1º de mayo en una redada efectuada casa por casa en Dera’a”, dijo el representante de Amnistía Internacional en la región, Philip Luther. La ciudad de Dera’a, en el sur, está sitiada desde hace una semana por las fuerzas de seguridad, que cortaron el suministro de energía y de agua. Semanas antes, sus habitantes desarmaron la estatua del ex presidente Hafez al Asad, padre del actual mandatario.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, llamó por teléfono ayer a Al Asad para pedirle que “garantice inmediatamente el acceso de Naciones Unidas al país para responder a las necesidades humanitarias de la población civil”, dijo a la prensa el portavoz de la ONU, Martin Nesirky. El mandatario sirio se mostró dispuesto a considerar esa petición para Dera’a, indicó el vocero. Ban también le reclamó a Al Assad que se comprometa a colaborar con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que aprobó la semana pasada una resolución que condenó la represión de las protestas en Siria, y decidió el envío de una misión de investigación al país. Además, Ban le recomendó a Al Asad que impulse reformas “decisivas y audaces”.

El martes los comités de coordinación de las manifestaciones en varias ciudades prometieron: “Continuaremos nuestra revolución y nuestras manifestaciones pacíficas en toda Siria hasta que obtengamos la libertad”.