Sadeq al Ahmar es uno de los 10 hijos de Abdalá Bin Hussein al Ahmar, un hombre clave en la historia política y tribal de Yemen, el gran jeque -líder- de los Al Ahmar y de la confederación tribal de los Hashed. El apoyo de Al Ahmar padre fue clave en 1978 para el actual mandatario yemení, Alí Abdalá Saleh, cuando tomó el poder por las armas.

Al Ahmar padre murió en 2007 y decidió legar el poder a su hijo Sadeq. Esa última voluntad fue corroborada por el consejo de los Hashed.

Sadeq, que cumple 55 años el 6 de octubre, nació en Yemen del Norte, en un pueblito de la provincia de Amran, al noroeste de la ciudad de Sana'a que aún no era la capital del país. De su madre la historia no dice nada. Su padre fue uno de los líderes de la revolución de 1962 que terminó con la soberanía del último rey -imán- e instauró la república. Sana'a se convirtió entonces en la capital de la República Árabe de Yemen, y el pequeño Sadeq se mudó con su familia a esa ciudad. Fue ese mismo año que el padre de Sadeq se convirtió en máximo líder de los Hashed. En 1990, Yemen del Norte y Yemen del Sur -que había estado bajo influencia soviética- fueron unificados y Sana'a se convirtió en capital de la ahora República de Yemen.

Sadeq había empezado sus estudios universitarios en Egipto, que fueron interrumpidos porque su padre rompió relaciones con ese país y tuvo que terminar su carrera en Yemen. De 1982 a 1987, completó sus estudios en Estados Unidos, y en 1993, con 37 años, Sadeq entró formalmente a la política al ser electo miembro de la Cámara de Representantes, de la que su padre fue designado vocero.

Al Ahmar SA

La familia Al Ahmar no sólo es influente en la política, sino también una potencia económica. Según la agencia de noticias AP, hoy los ingresos mensuales de esa tribu llegan a los cinco millones de dólares. Su poderío financiero está en manos de uno de los nueve hermanos de Sadeq, Hamid, uno de los hombres más ricos del país. Él lidera el conglomerado de empresas Al Ahmar Group, que incluye la principal compañía privada de telefonía móvil de Yemen, Sabafon, el Islamic Bank of Saba, una cadena de comida rápida, otra de supermercados y una decena más de empresas. La familia Al Ahmar también tiene inversiones en Emiratos Árabes y en Arabia Saudita.

El desarrollo y expansión de sus negocios chocan con las ambiciones de los hijos y sobrinos de Saleh, que dirigen los principales cuerpos militares y policiales. Ambas familias controlan buena parte de la economía yemení. En el caso de los Saleh no se conoce exactamente el alcance de su poder económico, pero los medios yemeníes opositores estiman que tienen el monopolio de las importaciones de maquinaria pesada y vehículos, de la distribución de gas y de los derivados del petróleo.

Pero lo que más tensiones genera entre las dos familias es que Hamid Al Ahmar milita en el partido islamista Al Islah, integrante de la coalición opositora Encuentro Compartido, formada en 2002. El hermano de Sadeq apoyó al principal rival del presidente en las elecciones de 2006.

Pero la oposición del clan Al Ahmar al régimen de Saleh, que también pertenece a la confederación de los Hashed por su tribu, los Sanhan, no quedó sellada hasta que estallaron las protestas en enero. La autobiografía de Al Ahmar padre indica que en realidad, ya en 1978, mantenía su distancia con Saleh, pero entonces, la mediación de la vecina Arabia Saudita habría logrado convencerlo de apoyarlo.

La confederación tribal de los Hashed y su millón de milicianos son un apoyo clave en la frontera de Yemen con Arabia Saudí, zona en la que están a cargo de la seguridad. Por otro lado, Sadeq, como líder de esas fuerzas, es un aliado clave para Estados Unidos en la lucha contra los grupos vinculados a Al Qaeda que tienen bases en ciertas zonas de Yemen. Pero el jeque acusó al mandatario de utilizar como excusa la guerra contra el terrorismo para asentar la supremacía política y económica de su clan. Si bien Saleh jugó un papel clave para Washington en la lucha contra Al Qaeda, no siempre fue ésa su postura en sus 32 años de gobierno. Hasta el 11 de setiembre de 2001 supo apoyarse en milicianos islamistas para resolver conflictos internos.

Estados Unidos anunció la semana pasada que debido a la crisis que atraviesa Yemen y al aumento de los ataques de presuntos milicianos de Al Qaeda, la CIA va a iniciar en julio ataques contra esa organización en territorio yemení. El Pentágono ya lanzó ataques en ese país con el acuerdo del gobierno, pero ahora estas operaciones se harán de manera más independiente.

Que se vaya él

Las manifestaciones pacíficas en reclamo de cambios democráticos pasaron, luego de sufrir una dura represión, a reclamar la salida del presidente Saleh. En este contexto Sadeq renunció a su banca en el Parlamento en febrero, e hizo varios pedidos para que los reclamos del movimiento pacífico fueran escuchados.

Ante el empantanamiento de la situación, los países vecinos de Yemen en el Golfo de Arabia intentaron una mediación y lograron un acuerdo entre el oficialismo y la oposición. La propuesta del Consejo de Cooperación del Golfo estipula plazos para que Saleh transfiera el poder al vicepresidente, Abdrabuh Mansur Hadi, y que se celebren elecciones. Además establece una inmunidad legal para el presidente y sus allegados. Pero Saleh se negó tres veces a firmarlo.

El gobernante dio por terminada su lealtad hacia los Hashed y el 23 de marzo atacó el comando de la confederación tribal. Tres días antes, el jeque había endurecido su posición y por primera vez reclamó que Saleh abandonara el poder. Ese comunicado emitido por Sadeq también fue firmado por varios líderes religiosos. El 26 de mayo Saleh pidió el arresto del líder tribal y sus nueve hermanos.

Mientras en la contienda morían decenas de personas y cientos eran heridas, Sadeq publicó otro comunicado en el que acusó a Saleh de "encender la discordia y la guerra civil entre los yemeníes". De lo mismo acusa el presidente a los Al Ahmar, a la oposición y a los manifestantes.

El 3 de junio un ataque -no se sabe si fue una bomba o un disparo de misiles- causó heridas graves a Saleh, que desde entonces se recupera en Arabia Saudita junto a otros miembros de su gobierno que también resultaron heridos. Ante el vacío de poder, el vicepresidente Hadi asumió el gobierno por 60 días, como lo establece la Constitución.

Saleh acusó a los hombres de Sadeq por el ataque, pero este negó ser responsable y acusó al propio mandatario de haberlo orquestado para justificar el uso de la violencia. Desde que Saleh está fuera de Yemen, Sadeq logró un acuerdo con el vicepresidente Hadi, y sus hombres se retiraron de los ministerios y otras dependencias del Estado que habían ocupado. También las fuerzas gubernamentales volvieron a los cuarteles. Pero en los últimos días se volvieron a reportar combates. En tanto, el oficialismo anunció la detención de sospechosos del atentado contra el palacio presidencial, y comunicó que eran miembros de la coalición opositora de la que forma parte el hermano de Sadeq, Encuentro Compartido.

Voz cercana

Desde el hospital militar de Riad en el que está internado, Saleh dijo que confía en que “Yemen es capaz de superar la crisis y responder a los intereses soberanos del pueblo”.

El secreto de Saleh para mantener la cohesión de todos los intereses tribales hasta que estallara la crisis se basaba en los sobornos y la distribución de cargos. Pero el conflicto lo privó de gran parte de esos insumos. La economía de Yemen, el país más pobre del Golfo, quedó detenida, la producción de petróleo y gas también, al punto que además de los combates hay una grave crisis energética que causa cortes de electricidad y suministro de agua.

Pero a la vista de sus últimas declaraciones, Saleh confía en retomar el control. Varios medios de prensa árabes indican que no dejó el poder porque sus familiares presionan para no perder su poderío económico. Del lado de los Al Ahmar existen las mismas preocupaciones y es posible que una vez más el mandatario logre imponer una frágil estabilidad que preserve los intereses de ambos bandos. Pero los manifestantes mantienen sus reclamos y se niegan a que se brinde inmunidad a Saleh, y las tribus prometieron proteger a los manifestantes de la represión.

El viernes hubo nuevas marchas multitudinarias pidiendo que se cumpla una propuesta que hizo Sadeq luego de la salida de Saleh: la formación de un gobierno de transición. Mas la presidencia yemení sigue sorda a los reclamos y asegura que Saleh estará de regreso “pronto”.

De los enemigos que ganó Saleh en 32 años de gobierno, Sadeq es el que tiene entre sus manos más recursos para decidir cuál será la salida de esta crisis, porque es a la vez un señor de la guerra, hombre de negocios y una personalidad política respetada e influyente. De momento, Sadeq Al Ahmar mantiene su postura y se opone al regreso del presidente, que a su entender “creará un levantamiento entre los yemenitas y abrirá las puestas a una guerra civil”.