Con Antonio Vadell, de la dirección del MPP y ex director del Proyecto Uruguay Rural del MGAP

-¿Qué piensa acerca de que no se renueve su contrato con el MGAP?

-A mí me echaron porque la renovación era sistemática. Yo estaba por un acuerdo político hasta la terminación del PUR.

-¿Cómo se le fue comunicado?

-Por una resolución ministerial que decía: "Muchas gracias por los servicios prestados pero no se le va a renovar el contrato". Después hubo largas negociaciones, en las cuales no participé, entre compañeros del MPP y el ministro, que no dieron resultado. Aguerre jamás accedió a dar las razones a pesar de que había prometido reunirse con los técnicos que luego renunciaron. Ni siquiera pudieron hablar con el ministro y por eso resolvieron irse, entendiendo que el rumbo del ministerio cambió.

-¿Cuáles fueron las causas?

-En primer lugar, el ministro no pertenece a la izquierda, es un dato que no podemos obviar. Y todo el grupo que habíamos organizado es de izquierda. Segundo, impulsamos un método de trabajo participativo y colectivo que se da de narices con la verticalidad que tiene este ministro. Estábamos organizando a los pobres del medio rural dándoles herramientas organizativas a los pequeños y medianos productores y a los asalariados rurales. Sectores que han sido históricamente excluidos de las políticas públicas. Fuimos muy bien evaluados. Es más, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola [FIDA] nos evalúa como el mejor proyecto de Latinoamérica. Les decíamos a los pequeños productores que no vendieran sus tierras, que hay un Estado nuevo que va a tratar de darles garantías y rentabilidad. Votamos la jornada de ocho horas para el asalariado y a mí me llamaron por teléfono de algunos lugares casi amenazándome. Acá lo que hubo fueron cambios en el camino. Si ponés a un ministro que representa el agronegocio y que tiene un montón de empleados en sus establecimientos, no podés pensar que reivindique la jornada de ocho horas, va contra sus intereses. Pero la culpa no la tiene él sino quien decidió ponerlo. Y un diario dijo que yo le pedí ayuda a Mujica; sería incapaz de hacerlo. Yo me siento tranquilo y satisfecho de lo que hicimos. En el momento nos dolió mucho porque no esperábamos la inacción de compañeros que miraron para otro lado. Y todos los que salen se van desde la izquierda. Eso es evidente. Se consolida una estrategia que favorece y representa a las grandes organizaciones que estuvieron siempre en el ministerio como a la ARU y a la FR.

-¿Qué pensás acerca del futuro de lo que venían haciendo?

-Lo que se sigue haciendo es por inercia. En el período Vázquez había una clara definición política acerca de dónde se debían priorizar las políticas. Ahora no. Se perdió en este caso la financiación del FIDA que teníamos ya en carpeta para negociar y que son de los créditos internacionales más ventajosos. El tema es claro, el único condicionamiento que te pone el FIDA es que trabajes con los sectores más pobres; es decir, no se va a gastar más en ellos. Ése es el marco e el que estamos hoy. En el único lugar del Mercosur donde no hay proyecto del FIDA vigente es acá. Así que relativizo lo que se puede hacer de aquí en más.