Con la presencia del senador Carlos Moreira (Alianza Nacional, AN) y los diputados Pablo Iturralde (AN), Gerardo Amarilla (Aire Fresco, Unidad Nacional, Una) y José Carlos Cardoso (Más País, Una) como panelistas, la Comisión de Jóvenes del Partido Nacional (PN) inauguró una serie de debates en torno al proyecto de matrimonio igualitario. La actividad terminó con preguntas e intervenciones de los jóvenes del partido que, al igual que los expositores, tenían variadas posiciones respecto del tema. Amarilla, cuya postura contraria al matrimonio entre personas del mismo sexo es conocida, llamó a defender la “libertad de pensamiento y expresión” y dijo haber sentido la “presión de determinados lobbies que cuestionan la forma de pensar de algunos”: “De lo que primero fue políticamente correcto o incorrecto llegó a tal censura que estamos al borde de la dictadura del relativismo”. “No discriminamos a las personas que tienen determinada orientación, pero sí podemos tener el derecho a cuestionar las conductas”, consideró.

Más o menos 
diversos

Tras la exposición, los jóvenes que observaban el panel comenzaron a opinar. Un joven llamó a “no ser un partido conservador” y apoyar la norma, mientras que otros se manifestaron totalmente en contra. Entre ellos estaba Federico, gay y militante de la J250 (que orienta Jorge Gandini), que dijo que “en Uruguay hoy y en América Latina no estamos tan abiertos de mente como se nos quiere hacer creer, nos falta un montón, y exponer a un niño a una decisión que es personal me parece hasta nefasto”.

El legislador, que se refirió al matrimonio como una institución “anterior al Estado”, mencionó que la ley que se votará hoy en la Cámara de Diputados “no es una propuesta aislada ni en Uruguay ni en el mundo”. De hecho, describió que en Canadá o Suecia se están planteando “matrimonios múltiples”, ya que “el matrimonio no tiene nada que ver con la procreación, porque es sólo relación de placer”, comentó, para luego preguntarse ironizando “¿por qué mantener el tabú del incesto?”.

Tras referirse a la legislación uruguaya sobre sexualidad e identidad Amarilla consideró que “se está erradicando el tema del sexo” y en su lugar “se habla de género; ahora uno construye lo que quiere ser”. El diputado hizo además referencia a una “corriente de pensamiento importante” de los años 60, el “freudomarxismo”, con autores que hablan de “la satanización del matrimonio de hombre y mujer vinculado a la procreación, y la institución de familia como instrumento de la sociedad capitalista”. Estas relaciones, siguió citando estas teorías, generarían “relaciones de dominio”, por lo que esperan “ver cómo se diluye y destruye” la institución matrimonial. De esta manera se plantea “un mundo soñado sin sexo, con el final de la familia biológica y de la relación sexual, como forma de establecer un modelo cultural”.

El otro panelista contrario al proyecto fue Moreira. Según expresó, la ley establece un “pacto” expreso en el momento del nacimiento del niño, lo que hace que éste tenga una “filiación intocable” que le impide conocer a sus padres biológicos. Este punto fue cuestionado por todos los panelistas, pero Moreira dijo que debería preceder a esta ley la regulación sobre reproducción asistida. Por último, si bien comentó que se trata de temas discutibles, dijo que existen estudios en Estados Unidos que indican que “las parejas homosexuales son más inestables” y advirtió que hay quienes afirman que el niño adoptado por parejas homosexuales podría tener tendencias a reproducir sus conductas sexuales.

Voto a favor

Iturralde dijo que es importante darles un marco regulatorio a las parejas del mismo sexo y entendió que este paso “no constituye ningún escándalo”, aunque opinó que “no debería alterar una institución que ha funcionado bastante bien, como el matrimonio entre hombre y mujer”. El legislador defendió su proyecto alternativo, que en lugar de modificar el Código Civil, iguala los derechos de los matrimonios homosexuales a los heterosexuales: “No tiene sentido la relación de concepción de estas personas, porque no es posible”, ejemplificó.

Cardoso discrepó con Amarilla: “Gerardo dice que esta ley será promotora de una actividad, yo en cambio creo que en esto la legislación llega muy atrás. Después de que se apruebe, es probable que veamos más relaciones, no porque haya nuevas, sino porque no va a haber tanto temor. Nuestra sociedad es muy hipócrita”. También discrepó con la idea de que un matrimonio homosexual pueda generar conductas homosexuales en los hijos. Según dijo, lo que necesita el niño es que haya “amor”.

El diputado dijo entender que el Estado debe regular sólo la convivencia que permita el desarrollo personal e individual de las personas dando el marco legal adecuado. “Que no se meta en la sexualidad de las personas y mucho menos a revisar la cama, porque se va a llevar unas sorpresas bárbaras”, agregó.