El 28 de febrero Televisión Nacional Uruguay (TNU) emitió el documental “Crónica de un sueño” y las cuentas de twitter de algunos legisladores de la oposición empezaron a echar humo. Básicamente, rechazaron la decisión del canal de programar este trabajo, que refleja la experiencia de sus directores, Mariana Viñoles y Stefano Tononi, que regresaron de Italia para las elecciones de 2004. El documental muestra, desde la vereda del Frente Amplio (FA), cómo se vivió la campaña electoral en Melo, ciudad de la que es oriunda Viñoles.

El senador Jorge Larrañaga twitteó: “Lo del canal oficial es burdo y ofensivo. ¡Sin palabras! ¡No se debe hacer! “Crónica de un sueño”, de Stefano Tononi y Mariana Viñoles es una película del FA. ¡Pasarla en el Canal Oficial es insólito!”. Para el diputado de Vamos Uruguay, Fernando Amado, la decisión “es de una obscenidad e impunidad pocas veces vista...realmente una gran decepción... es el canal de todos los uruguayos”.

Finalmente, Gustavo Penadés anunció que llamaría a sala a la directora de TNU, Virginia Martínez, para conocer los criterios de programación, ya que, según el senador de Unidad Nacional, no sería la primera muestra de partidización del canal.

Pero más allá de las respuestas de TNU o de los realizadores del documental, este episodio dejó al descubierto una realidad que quizás los legisladores de la oposición no tomaron en cuenta al momento de poner el grito en el cielo: la falta de documentales focalizados en personajes y eventos vinculados al Partido Nacional (PN) o al Partido Colorado (PC).

En medio del cruce de acusaciones, Luis Lacalle Pou pidió que el canal estatal también emitiera un documental sobre los 170 años del PN, sin contemplar que ese trabajo es, en realidad, un institucional que dura alrededor de 10 minutos. Ahí quedó evidenciado que su partido tiene poco para ofrecer en materia audiovisual.

Esta idea se refuerza al repasar el catálogo elaborado por la Uruguay Film Commission, que recopila y reseña la totalidad de la producción documental del Uruguay entre 1985 y 2009. En ese período se editaron 81 documentales en nuestro país y los datos son contundentes.

Una porción importante gira en torno a la última dictadura: más de veinte tratan sobre exilio, desaparecidos o Ley de Caducidad. Entre ellos, figuran documentales sobre la búsqueda de Mariana Zaffaroni (“Por esos ojos”, “Vacuum”), historias de mujeres presas en el penal de Punta Rieles (“Memorias de mujeres”) y la muerte de Zelmar Michellini y Héctor Gutiérrez Ruiz (“DF”, “Aquellos nuevos asesinatos”). Sobre el MLN encontramos “El círculo”, que retrata la vida de Henry Engler y Raúl Sendic, Tupamaro. Además, aparecen otros que tocan la historia del grupo armado como “Siete instantes” y “Ojos en la nuca”. El Partido Comunista del Uruguay está representado en “Al pie del árbol blanco”, que relata pasajes de la historia de su periódico, El Popular. El movimiento sindical rescata a uno de sus referentes con “Héctor, el tejedor” y los quince días de la huelga general de 1973 con “A las cinco en punto”.

El FA cuenta con cinco documentales que hacen referencia directa a su historia. Tres sobre las elecciones de 2004 (“Crónica de un sueño”, “Vientos de octubre”, “La esperanza incierta”); otro sobre la figura de Liber Seregni, contada a través de su mujer Lilí; y además “Historias de militantes-La realidad de la utopía”. También hay documentales sobre la crisis de 2002, el carnaval, la Ley Orgánica de la Universidad o el director de teatro Atahualpa del Cioppo.

Mientras tanto, el PN aparece referenciado lateralmente en un documental de Esteban Schroeder, titulado “La esperanza incierta”. Allí aparecen testimonios de Luis Alberto Lacalle junto con otros presidentes de la época, en un trabajo que retrata la realidad de las democracias recuperadas en el Cono Sur.

Del PC, apenas la figura de un ex presidente merece algún tratamiento: se trata de “Luis Batlle Berres” de Diana Belisante y Claude Frison, producido por Presidencia de la República en 1998, durante el gobierno de Julio María Sanguinetti y realizada por la Cinemateca Uruguaya. ¿Por qué nadie se ha interesado en documentar a los partidos tradicionales en los últimos 25 años? ¿Las personas de izquierda son más extrovertidas que blancos y colorados a la hora de manifestar su inclinación ideológica? ¿Predomina la sensibilidad de izquierda dentro del ambiente audiovisual? ¿Atrapa más la mística de un partido que aún no sufrió el desgaste de gobernar? ¿No hay historias atrapantes más allá del FA y la última dictadura? Se pueden aceptar varias hipótesis, pero descarto esta última.

Hay materia prima para explotar en los partidos históricos. Podría ser la vida de Aparicio Saravia; la historia de la familia Herrera o tal vez algún relato para contextualizar al “Grupo de los Intendentes”, estrechamente relacionado al proyecto político de Jorge Larrañaga. Tiro fruta y pregunto: ¿por qué no un símil de “Manyas” que se llame “Blanco como hueso e´ Bagual?”. ¿Y en el Partido Colorado? En alguna medida, la historia del país es también la historia de ese partido. ¿Y del pasado colorado más reciente? Hay figuras o pequeñas historias para rescatar: el Movimiento Plancha, el Cambio en Paz o la figura de Julio María Sanguinetti.
No hay nada más sano para el país que partidos políticos con una historia documentada. Y si no surge por interés de los realizadores, que nazca a instancia de los propios protagonistas. Las videotecas piden a gritos más visiones, para que la historia sea completa. El Partido Nacional acaba de tomar ese camino al asociarse con Mateo Gutiérrez -hijo de Héctor Gutiérrez Ruiz- para realizar un documental sobre la figura de Wilson Ferreira. Que vengan más. Produzcan material para TNU, y de esa manera el grito en el cielo empezará a estar más justificado.