Compromisos distintos

-¿Cómo evalúa el estado actual del Mercosur? -El Mercosur está en un momento delicado. La agenda comercial está en una situación de serias dificultades en todos los planos posibles. En el comercio intrazona no hay claramente condiciones de libre comercio que aseguren a un país como Uruguay el acceso de sus exportaciones a los demás países del Mercosur. Argentina es el problema más notorio y más amplio, pero no es el único. También con Brasil tenemos problemas. Y en las negociaciones comerciales con terceros, que para Uruguay son de la mayor importancia, no hemos tenido avances significativos con socios comercialmente relevantes. En el otro plano, en la agenda social, en la presidencia pro témpore de Uruguay tratamos de generar una institucionalidad para el Mercosur social y terminamos sin poder hacer mayores cambios.

-¿Uruguay podría pasar a ser Estado asociado al Mercosur, como propuso Luis Alberto Heber? -El gobierno se ve permanentemente sometido a ataques por mantener una posición pro Mercosur. Se dice que el Mercosur no sirve para nada, que hay que salirse, que hay que pasar a ser un Estado asociado. En realidad, ninguna de esas posiciones tiene demasiado sustento, más allá de la crítica fácil. El Mercosur no es el culpable de los problemas que tenemos. Puede ser claramente un instrumento que no sirvió para resolver completamente los problemas, pero las barreras argentinas las tendríamos sin Mercosur. Además, es claro que estar en el Mercosur nos ha permitido por lo menos reducir algunos problemas. Entonces, la pertenencia o la no pertenencia no parece ser una posición razonable. Por otra parte, quienes sugieren que Uruguay pase a ser Estado asociado no tienen claro exactamente de qué están hablando. No hay ninguna previsión que permita en el Tratado de Asunción que un país pase automáticamente de miembro pleno a zona de libre comercio; eso hay que negociarlo. Uruguay tiene hoy en el marco del Mercosur un régimen de origen que es favorable a su industria. Si tuviéramos que renegociar la zona de libre comercio con Argentina y Brasil, no me imagino que acepten ese régimen de origen; ponemos en juego buena parte de nuestra industria con esa estrategia. Quienes plantean eso además suponen que Uruguay podría negociar con otros libremente. No tengo claro que haya una larga fila de interesados en negociar individualmente con Uruguay.

-¿Por qué el Mercosur está en esta situación? -En materia de integración, los beneficios son claramente diferentes para los distintos países. Probablemente los países que tengan más beneficios sean Paraguay y Uruguay, por un tema de escala. En el caso de Brasil, quizá los beneficios puedan pasar más por un tema político, de posicionamiento en el mundo como actor global, como un líder regional, y capaz que a los efectos de tener ese posicionamiento no es tan relevante el detalle de cómo marcha el proceso de integración. El problema está en niveles de compromiso diferentes, y los esfuerzos internos en materia de ajustes de política que está dispuesto a hacer un país dependen de los beneficios que obtiene del proceso de integración.

-¿Cómo incide la situación económica coyuntural en las medidas de Argentina y Brasil? -Ahí hay que ver un poco, porque no necesariamente las políticas que están adoptando son coyunturales. Brasil tiene políticas que son transitorias y otras que no. Argentina está planteando algo que se denomina “Argentina 2020”, o sea que no necesariamente estamos ante determinada coyuntura económica y las medidas apuntan a la coyuntura, sino que las políticas pueden ser de mediano plazo al menos.

Los presidentes del Mercosur se reunirán a fines de esta semana en Mendoza, Argentina. En la cumbre se adoptará una posición común sobre la situación en Paraguay luego de la destitución de Fernando Lugo. En materia comercial, Uruguay volverá a plantear su preocupación por las trabas comerciales, rechazará la suba generalizada del Arancel Externo Común (AEC) propuesta por el gobierno de Cristina Fernández y propondrá intercambiar ofertas de acceso a mercados con la Unión Europea (UE). Si se frustra este camino, Uruguay planteará negociar en forma bilateral, dijo a la diaria el director de Integración y Mercosur de cancillería, Álvaro Ons.

La destitución, el viernes, de Lugo de la presidencia de Paraguay cambió la agenda de la cumbre de presidentes del Mercosur que se realizará jueves y viernes en Mendoza (ver página 8). El sábado, luego de una reunión en la que participaron el presidente José Mujica, el canciller Luis Almagro y el prosecretario de Presidencia, Diego Cánepa, el Ministerio de Relaciones Exteriores emitió un comunicado en el que califica de “juicio sumario” la destitución de Lugo y advierte que no hubo “las garantías esenciales del debido proceso”. Agrega que “la imposición de un nuevo presidente en estas condiciones no condice con las prácticas democráticas fundamentales que debemos preservar en la región” y que debe mantenerse “el más pleno respeto a las cláusulas democráticas” del Mercosur y de la Unasur. Concluye anhelando que Paraguay “pueda convocar a su pueblo tan pronto como sea posible para elegir nuevos gobernantes”. Además, la cancillería uruguaya llamó en consulta al embajador en Paraguay, Juan Enrique Fischer, un mecanismo diplomático que constituye un paso previo a la ruptura de relaciones.

En el mismo lugar

Este viernes Argentina hará el traspaso de la presidencia pro témpore del Mercosur a Brasil. Dos años atrás, el gobierno encabezado por Cristina Fernández tuvo dos logros a exhibir en la cumbre que se realizó en San Juan, considerada histórica: la aprobación del Código Aduanero del Mercosur y la aprobación de un cronograma para la eliminación del doble cobro del AEC. Sin embargo, hoy, a dos años de esas decisiones, el Código Aduanero no ha sido internalizado por ninguno de los países miembros -Uruguay enviará en los próximos meses el proyecto al Parlamento, acompañado de un proyecto para un nuevo Código Aduanero uruguayo, según informó Ons-; en cuanto a la eliminación del doble cobro, no se respetó el cronograma que preveía su implementación a partir del 1° de enero de 2012, y la situación está estancada. “La discrepancia es importante, crítica. Si bien se habla del tema, parece difícil que en las condiciones actuales pueda concretarse”, explicó Ons. La cumbre del viernes, en cambio, ya se sabe que no quedará para el recuerdo, al menos en términos positivos. A la situación política de Paraguay se suman planteos complejos en términos comerciales. Argentina propuso formalmente, la semana pasada, en el Grupo Mercado Común del Mercosur -órgano ejecutivo del bloque donde tienen lugar las instancias preparatorias de la cumbre- elevar el AEC al máximo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC), 35%, para una lista de más de 400 productos. Argentina había hablado de una suba generalizada, pero finalmente, ante la negativa de Brasil, optó por proponerlo para una lista amplia. Ons explicó que Uruguay no acompaña la propuesta porque tendría un impacto negativo sobre la competitividad y porque en varios sectores ya existen niveles arancelarios de 35%.

Uruguay volverá a plantear en la cumbre su preocupación por las barreras paraarancelarias impuestas por Argentina. En los cinco primeros meses de 2012 las exportaciones uruguayas a ese país disminuyeron aproximadamente 9% respecto del mismo período del año pasado, y “varias de las empresas que contraen sus exportaciones son empresas que tienen productos alcanzados por alguna de las medidas”, señaló Ons. Finalmente, en la cancillería uruguaya hay mucha preocupación por los efectos que tendrá para nuestro país quedar fuera del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) de la Unión Europea en 2014. “Uruguay es el país más afectado, porque hay un par de sectores que quedan fuera del SGP para los cuales la UE es un mercado absolutamente crítico. En cítricos, 80% de las exportaciones de mandarinas van a la UE, y no hay mercados alternativos”, advirtió Ons. El director explicó que quedar fuera del SGP implicará pagar algunos puntos porcentuales más de arancel y eso determinará la “posibilidad efectiva de quedar fuera del mercado”, ya que los competidores ingresan en general con arancel cero. En el caso de los cítricos, para Uruguay no sólo es un problema comercial sino social, ya que se trata de una actividad concentrada en el litoral norte del país y donde se ocupa mano de obra no calificada o de baja calificación.

“La única forma de resolver esto es un acuerdo con la UE”, enfatizó Ons. Por tanto, Uruguay planteará en la cumbre que se intercambien ofertas de acceso a mercado en el marco de las negociaciones con la UE. Si esto se rechaza o si luego del intercambio de ofertas se frustra la negociación, Uruguay planteará que en el ámbito de un acuerdo marco entre ambos bloques regionales, los países del Mercosur negocien individualmente acuerdos bilaterales o formulen ofertas diferenciadas. Ons recordó que este tipo de mecanismos ya se utilizaron cuando Uruguay firmó un TLC con México, ante la imposibilidad de un acuerdo conjunto. “Tenemos que pensar en ser flexibles porque no tener acuerdo es muy costoso”, concluyó.