Eduardo González tiene 39 años, tres hijos y nació en un paraje que se llama Puntas de Otazo, en Treinta y Tres. Tiene un predio de 70 hectáreas y trabaja "individual" en la cría de vacunos y ovinos, después de varios años de experiencia como alambrador en estancias de la zona.

En 2007 se enteró de que otros productores ganaderos y asalariados estaban formando una cooperativa que pretendía, entre otras cosas, acceder, por intermedio del Instituto Nacional de Colonización (INC), a un predio de 2.000 hectáreas que pertenecían al Ministerio de Defensa Nacional (MDN), ubicado a unos 20 kilómetros de su casa.

Empezó las consultas, se acercó al grupo y meses después se afilió a la cooperativa Quebrada de los Cuervos, que actualmente preside. Luego vinieron las reuniones, los contactos con autoridades de gobierno, y más asambleas para organizar a familias, todas debutantes en este tipo de experiencias asociativas. Pasaron los años, las trabas burocráticas, hasta que el viernes 4 Eduardo vivió su jornada de fiesta: ese mediodía la cooperativa y el INC firmaron un "precariato", es decir, un contrato de pastoreo que autoriza la explotación del campo que hasta ahora pertenecía al MDN y que durante la dictadura se utilizó para realizar maniobras militares. La colonia fue bautizada Maestro Rubén Lena. El paso siguiente será la adjudicación directa de las tierras, y las beneficiarias son 30 familias rurales, en su mayoría productores ganaderos. También se incorporaron tres militares subalternos que tenían ganado y que ahora pasaron a ser colonos.

Repoblar

Hernán Planchón, del MDN, destacó el papel que ha tenido la Ley de Repoblamiento de la Campaña, aprobada en 2007, para que las tierras que están en manos de organismos del Estado pasen al INC. "Es un tema de defensa nacional y de soberanía. Artigas, antes de la revolución y junto con Félix de Azara, ya hizo planes de repoblamiento de la campaña pensados en términos de soberanía. Muchos piensan que la defensa nacional es sólo militar, pero nuestros cometidos son mucho más amplios", comentó.

En la ceremonia del viernes, a pocos metros del casco de estancia, estuvieron la viuda de Lena, el presidente del INC, Andrés Berterreche; los directores generales de secretaría del MDN, Hernán Planchón, y del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Alberto Castelar, y el intendente de Treinta y Tres, Dardo Sánchez, entre otros.

"Para nosotros es un día importante. Aprendimos que trabajando en grupo la cosa cambia. Ahora tenemos que meter cabeza, pero sobre todo mucho trabajo", comentó Eduardo a la diaria. Más tarde, explicó que una de las ventajas del funcionamiento asociativo es que van a tener más fuerza para negociar con los frigoríficos y con los escritorios rurales instalados en la capital departamental.

Durante la charla salta de un tema a otro. Cuenta que los cooperativistas se juntan una vez al mes para una comida -las llaman "reuniones prediales"-, que allí conversan sobre los planes del trabajo pero también "de todo un poco", y que confía en que sus tres hijos puedan hacer alguna carrera. "Me gustaría que sus estudios los puedan volcar en el campo, pero al final van a ser ellos los que decidan. Esto de juntarse ayuda también a quedarse, porque no te sentís tan solo. Es como que agrandamos la familia", reflexionó.

Julio Iguini es técnico agropecuario y trabaja con la cooperativa Quebrada de los Cuervos desde sus orígenes. Dice que los planes para los próximos tres meses son básicamente dos: que ingresen diez nuevos colonos y ejecutar un proyecto, ya aprobado, de fortalecimiento institucional del MGAP, que les permitirá contar con un galpón, agua potable, un pozo semisurgente para el casco de estancia, instalaciones para el manejo de vacunos y ovinos, alambrados, maquinaria y asistencia técnica.

Al preguntarle a Iguini si encuentra un valor simbólico en que el propietario de las tierras haya sido el MDN, su respuesta sorprende por lo realista: "El acceso a la tierra es la principal limitación para que la gente se quede acá. Por los valores de la rentas y de la propiedad, por la compra realizada por extranjeros, y porque los nuevos rubros que llegaron a la zona, como la forestación y la minería, han elevado los precios y es cada vez más difícil que las familias rurales permanezcan en esta región. Por eso llegar a contar con predios con estas características tiene un valor en sí mismo, no importa si vienen de Defensa, Salud Pública o el Banco de Seguros".

Hay otros predios estatales en la zona que todavía no hay sido forestados por su cercanía con el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) -son linderos a la Quebrada de los Cuervos- y que están en la mira de los integrantes de la cooperativa.

Mañanas campestres

Velha Carreta es una marca de aguardiente de caña brasileña. Tiene 38º de graduación alcohólica y te quema por dentro. Para los paisanos que el viernes de mañana participaban en la yerra era también un premio: el que pialaba mejor al animal se ganaba un trago largo. A pocos metros, unas mujeres cortaban un asado con cuero y se prendía un fuego para los chorizos. El primero en pedir un pedazo de carne para probar fue el intendente Dardo Sánchez, que llegó temprano pero con hambre.

También prepararon pan casero y una torta que tenía la inscripción Cooperativa Rubén Lena trazada con dulce de leche. A las 10.00 empezó a llover y hubo que tapar todo. Pero el agua duró poco y la ceremonia comenzó con normalidad. El presentador era Walter Serrano Abella, y por los parlantes sonaron el Himno Nacional y "A don José", de Lena, que se cantó con mayor entusiasmo que el primero. En un momento de la ceremonia, las cámaras apuntaron hacia Justa Lacuesta, la viuda de Lena, que agradeció y se refirió al clima: "Hoy no nos acompañó el sol, pero ya vendrá ese sol".

En medio de los festejos, Iguini hizo un balance de la experiencia acumulada por la cooperativa: "Lo central es la organización y la búsqueda de propuestas alternativas. Hay que hacer las gestiones y reivindicar lo que nos parece justo, pero siempre buscando soluciones. Ésa es la clave", concluyó.

Llamale L

Berterreche reconoce que el INC estaba en deuda con estos parajes. La única colonia que había en Treinta y Tres se fundó hace unos 50 años y se llama Dionisio Díaz, en homenaje al niño conocido por la tradición oral como “el héroe del arroyo de oro”. Berterreche coincidió en que lo “simbólico” del caso es que los beneficiados sean asalariados y pequeños productores familiares. “En Uruguay cuando hablamos de soberanía se trata de esto: que la gente se pueda quedar en su tierra”, agregó. Según comentó, una “batalla posible” que debería dar el gobierno es cómo enfrentar “miradas alejadas de lo que realmente pasa en el interior del país”. “Hay un desconocimiento también de la importancia política que tiene la herramienta de la colonización si se la usa correctamente. Esas batallas acá en el territorio se ganan fácil. El tema es que esto se entienda en la zona metropolitana, transmitir que estas cosas pasan en el Uruguay que nos da de comer”, señaló.

El presidente del INC -que en pocas semanas dejará su cargo para dedicarse a la actividad política- también habló de los “trancazos” que tuvieron con el SNAP para llegar a esta adjudicación. “¿Quién puede ayudar a cuidar más esto que la gente que está dispuesta a vivir acá? Sin embargo, estuvimos mucho tiempo trancados por no entender que no hay ambiente si no hay gente”, continuó.

También se refirió a las dificultades que ha tenido el INC para llegar con políticas públicas a buena parte del centro y el noreste del país. “Si vos agarrás un plano de electrificación rural, escuelas, o servicios públicos en general, te encontrás con una especie de letra ele que empieza en Bella Unión, baja por el litoral, pasa por Montevideo y Canelones y llega hasta Rocha. Fuera de eso, hay un gran vacío humano y de desarrollo, que tenemos que empezar a atender cuanto antes”, graficó Berterreche.