Dos semanas después de haber sentado las bases para el reinicio del diálogo, los equipos negociadores palestinos e israelíes se reunirán hoy en Jerusalén para dar comienzo formal a este nuevo intento de reanudar el proceso de paz.

El jefe negociador palestino, Saeb Erekat, y la ministra de Justicia israelí, Tzipi Livni, encabezarán esta instancia, en la que además participará por primera vez como mediador el estadounidense Martin Indyk, recientemente nombrado como enviado especial del gobierno de Barack Obama para Medio Oriente.

Las horas previas al encuentro estuvieron signadas por dos hechos: la liberación de presos palestinos que se concretó en las últimas horas de ayer y la aprobación por parte del gobierno israelí de nuevas construcciones en los asentamientos de Cisjordania y en la zona este de Jerusalén. 26 prisioneros palestinos, los primeros de una lista de 104 que serán liberados en los próximos ocho meses, fueron excarcelados ayer, luego de que el tribunal supremo israelí rechazara el recurso presentado por familiares de las víctimas de los crímenes cometidos por estos reclusos, que en su mayoría estaban procesados desde hace 20 años por asesinato.

Esta medida generó fuertes críticas del ala derecha del espectro político israelí, que por otra parte mostró beneplácito con la otra gran medida impulsada en los últimos días por el gobierno que encabeza Benjamin Netanyahu: la construcción de cerca de 2.000 viviendas en los territorios ocupados de Cisjordania y en el este de Jerusalén. Esta última decisión generó críticas de los sectores progresistas israelíes, de los palestinos y también de la comunidad internacional. El secretario del Departamento de Estado estadounidense, John Kerry, uno de los principales impulsores de esta nueva instancia negociadora, citado por el diario israelí Haaretz, afirmó que el plan de construcciones viola los términos del diálogo de paz y dijo además que mantuvo al respecto una conversación “abierta y franca” con Netanyahu. Según el estadounidense, el primer ministro israelí le aseguró que los planes edilicios en los asentamientos no impedirán el proceso de paz, que luego de esta instancia en Jerusalén proseguirá dentro de unas semanas en la localidad de Jericó, en Cisjordania.

El estatuto de Jerusalén, cuya parte este debería ser, según los palestinos, la capital de su futuro Estado; la situación de los refugiados palestinos; y la de los colonos judíos, serán los principales asuntos que estarán en el primer plano de las negociaciones, que ambas partes se comprometieron a mantener al menos hasta abril del año próximo.

Por otra parte, ayer, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, mandató la formación de un nuevo gobierno a Rami Hamdallah, quien hace dos meses había renunciado al cargo de primer ministro por diferencias con Abbas, aunque ahora accedió a su pedido. Dentro de las próximas semanas Hamdallah, un académico independiente, tendrá la tarea de formar un nuevo gabinete para gobernar en Cisjordania, un paso que significa un acentuamiento en las diferencias internas que mantienen las dos grandes facciones palestinas, Al Fatah y Hamas. Esta última organización islamista ocupa el poder en la Franja de Gaza. Hamdallah es visto con recelo por Hamas, que además está absolutamente en contra del proceso negociador con los israelíes impulsado por Abbas, a quien consideran un negociador ilegítimo porque no es el representante de la totalidad del pueblo palestino.

En este sentido, Mahmoud al-Zahar, un experimentado dirigente de Hamas, declaró que las conversaciones que comenzarán hoy son “inútiles”. “Renovamos nuestra objeción a estas inútiles conversaciones, que consideramos que únicamente sirven para convalidar la ocupación [por parte de Israel] y que tenga el visto bueno de la comunidad internacional”, declaró Al-Zahar, citado por la agencia palestina de noticias Maan.