-¿Siempre fuiste militante del PT?

-Estoy afiliada al PT desde 1990, pero estuve mucho tiempo alejada, no participaba. Volví a militar en el partido hace unos tres años.

San Pablo y el nordeste

Los rumores mencionados por Monique no son los únicos que circulan entre los militantes del PT y en las redes sociales acerca de agresiones físicas e insultos a partidarios del oficialismo en Brasil en el marco de las elecciones. Todavía ayer se podía ver en esas redes a decenas de personas agrediendo a los nordestinos, la población de los estados en los que Rousseff ganó con más fuerza. No repetían ya los usuales mensajes del tipo “no quieren trabajar, se quedan esperando el Bolsa Familia”, sino que usaban frases más violentas, como: “Haga un favor a San Pablo: mate a un nordestino”. El Ministerio Público Federal ya recibió algunas denuncias por este tema y está analizando si las acepta.

Más allá de este enojo virtual y de la veracidad o no de estos rumores, varios de los militantes del PT con los que la diaria habló en estos días están convencidos de que existe un antipetismo fuerte en los sectores más ricos de la sociedad, y que está motivado por el discurso de “fuera PT” que han impulsado tanto Neves como la alianza que apoyó su candidatura en segunda vuelta, que reunió a partidos de las más diversas orientaciones cuyo único objetivo en común era sacar al PT del gobierno.

Después de conocerse los resultados del domingo, la diaria fue testigo de tres episodios menores vinculados con esta actitud. En dos eventos separados, el domingo de noche, dos autos identificados con banderas de Neves gritaron insultos a militantes de Rousseff, y desde un ómnibus que pasó por la zona de festejos en Porto Alegre, un pasajero levantó el dedo del medio a quienes festejaban.

-¿Te alejaste por algo en particular?

-No, por la vida. Me casé, tenía mucho trabajo. No fue por nada vinculado con la política, fue una cuestión personal.

-¿Cuál es la realidad de la prostitución en Brasil?

-En Brasil y en todo el mundo me parece que hay mucha discriminación. Yo trabajo por internet -la mayoría de las personas lo hace así- y estamos en un momento en el que luchamos por la reglamentación de nuestro trabajo. No es ilegal, pero sí lo es todo lo que lo rodea, y eso termina perjudicando a las trabajadoras. Las casas [en la que se ofrecen servicios sexuales] existen, en cada esquina hay una, están funcionando, pero la trabajadora no tiene cómo hacer valer sus derechos laborales.

-Se puede pensar que eso lleva a la corrupción y a la inseguridad del trabajo.

-Sí, la corrupción es grande, como en todas las cosas que pasan y que se hace de cuenta que no pasan. La sociedad acepta las casas [de prostitución, en referencia a que se sabe dónde funcionan y no son usuales las denuncias], pero no acepta que salgan a la luz. Algunas casas son de policías, que no necesariamente son malas personas. Conozco casas de policías que son personas bastante justas, pero otros no.

-¿Cuál es la propuesta de ustedes?

-Hay un proyecto de ley presentado por Jean Wyllys [diputado reelecto del Partido Socialismo y Libertad] que reglamenta el funcionamiento de las casas, que pasan a funcionar legalmente, sin propina para la Policía. Eso facilitaría mucho las cosas y permitiría otros avances. Además de esto, el proyecto prevé una jubilación especial y que se puedan formar cooperativas. Hoy no podemos, somos el único grupo de trabajadores que tiene prohibido, por el Código Penal, convertirse en una cooperativa. El proyecto no prevé muchas cosas, pero las pocas que prevé son muy importantes. Después habrá más luchas y reclamos por otros derechos.

-Hace unos días, en tu cuenta de Facebook, publicaste que tenías un poco de miedo en esta época electoral. ¿Por qué?

-En esta profesión es más conveniente que seas sólo un cuerpo: no podés declararte feminista o de izquierda, es más conveniente que hagas de cuenta que estás de acuerdo con el cliente, como cualquier comerciante, ¿verdad? Cuando vos empezás a asumir posiciones tenés miedo. En esta última elección, en especial, percibo mucha violencia del otro lado, y ésta es una profesión en la que estás muy expuesta. Por medio de Facebook acceden a tus afectos, tus amigas, tu familia... A pesar de que yo no guardo mi profesión en secreto, eso no está bueno. En estas elecciones hay un antipetismo importante; no un “aecismo”, sino un antipetismo que reúne a varias fuerzas.

-Vos contaste en tu cuenta de Facebook que fuiste agredida por seguidores del candidato opositor, Aécio Neves. Estabas con una bandera del PT y un hombre que dijo ser policía te amenazó con arrestarse si seguías con la bandera. Una tercera persona se metió en la situación y le dijo al supuesto policía: “Dejala tranquila, mañana ya va a estar desempleada y muerta de hambre”, como si el PT te hubiera pagado para militar.

-Los simpatizantes del PSDB [Partido de la Social Democracia Brasileña] son muy violentos. Eso sólo me genera ganas de continuar en la lucha, porque no podemos dejarlos avanzar, no están atrás de más derechos sino de quitarlos. En estas elecciones estuvo muy clara la cuestión de clases. Hubo un columnista que pidió que dejaran a las empleadas domésticas encerradas para que no pudieran salir a votar [es el caso del paulista Anderson Magalhães, quien publicó esa columna en la revista Actual Magazine y luego fue despedido de la revista O Diário de Mogi, donde también trabajaba]. Asusta un poco, pero también es una reacción al poder que las clases más humilladas tienen hoy. Falta que entiendan que necesitan hacer política a diario, no sólo durante las elecciones. Hay que estar en la lucha.

-¿Por qué creés que la victoria de Dilma fue tan ajustada?

-Además de las cosas de la campaña y las mentiras enormes que fueron contadas, creo que hubo cierto sabotaje. Existe el rumor de que en algunas ciudades del nordeste las alcaldías no enviaron el ómnibus [que tienen que enviar] para los votantes de las zonas rurales, y la abstención en esa zona no fue pequeña. Eso me preocupa bastante, creo que han intentado obstaculizar que esa gente votara [ver “San Pablo y el nordeste”]. Fue una campaña muy sucia, el coordinador de la campaña del candidato adversario lanzó el rumor de que, para evitar enfrentamientos, los partidarios de Dilma debían votar el 2 de noviembre. La gente no sabe y, andá a saber, capaz que alguien se lo creyó. Acá en Porto Alegre estaban distribuyendo folletos diciendo que el número para votar a Dilma era el 45 [que era el de Neves]. Hubo mucho sabotaje.

-¿Pertenecés a algún movimiento social en particular?

-Participo en algunos encuentros pero no soy parte de ellos. Mi militancia es mucho más en internet que en la calle. Llegamos a formar a fines del año pasado un grupo de gente que milita por internet, el Núcleo de Debate y Apoyo a las Trabajadoras Sexuales. Tenemos un grupo en Facebook en el que intercambiamos ideas y estamos preparando acciones para el 17 de diciembre, el Día Internacional de Combate a la Violencia contra las Trabajadoras Sexuales. Vamos a hacer una semana entera de programas con debates y charlas.

-En estos días la diaria estuvo en las últimas movilizaciones petistas en Porto Alegre y habló con varios militantes que decían que la militancia está, existe, pero es crítica porque el gobierno no hizo algunos cambios necesarios en temas como la reforma política. ¿Te sentís identificada con esa expresión?

-El gobierno avanzó poco también en las cuestiones vinculadas con las mujeres, como el aborto, pero confío en que durante su segundo mandato Dilma va a lograr incluir esos temas. Es más importante todavía ante el Congreso actual [más conservador que el anterior] que logre incluirlos. Eso no significa que vaya a haber avances al respecto, ésa es la verdad, pero es importante la visibilidad.

-El PT parece estar reaccionando como si se hubiera asustado por la posibilidad de perder la elección.

-Todos nos asustamos, porque una cosa es que esté el PT en el gobierno y nosotros reclamemos, dejemos de apoyarlos o nos alejemos, pero otra cosa es la posibilidad de perder el gobierno. Y todavía más con el Congreso que va a haber. Fue un susto, en serio; espero que sirva para que el PT revea muchas de sus posiciones y acuerdos y que se pueda avanzar, pero van a ser cuatro años complicados.