El viernes 30 de setiembre, el Consejo Electoral Provisional (CEP) de Haití anunció que los resultados se iban a conocer este martes; sin embargo, los haitianos van a tener que esperar hasta hoy, supuestamente, para saber cómo quedó dibujado el mapa político del país (y si es necesaria una segunda vuelta presidencial, que sería el 27 de diciembre). Así lo confirmaron desde el CEP a la agencia Efe, luego de explicar que el órgano electoral tuvo que darles “más tiempo” a sus técnicos para procesar “con extremo cuidado” las quejas recibidas -un total de 162- en relación con posibles casos de fraude en las elecciones celebradas el 25 de octubre.

Desde el día después del sufragio, y hasta ahora, alrededor de 750 personas y casi una treintena de abogados trabajan en el recuento de votos, en un centro cercano al aeropuerto de Puerto Príncipe, la capital del país centroamericano. En un comunicado publicado el lunes, el CEP reiteró su compromiso para que el proceso electoral haitiano sea “transparente, inclusivo y democrático”.

Según los observadores internacionales, la jornada de votación transcurrió de manera “normal” y sin incidentes graves. La directora de la Fundación Internacional para los Sistemas Electorales en Haití, Alexandra Rossi, dijo que, en comparación con la primera vuelta de las legislativas el 9 de agosto -donde se registraron irregularidades e incidentes-, esta vez el CEP “implementó las recomendaciones para mejorar la jornada electoral” y puso en funcionamiento un “plan de seguridad”. Según explicó Rossi a Efe, el mayor problema del 9 de agosto “fueron los mandatos de los representantes de los partidos políticos, que crearon mucha confusión y muchos problemas”, algo que notaron “en menor cantidad” en las últimas elecciones.

En el mismo sentido se expresó la responsable de la Misión de Observación de la Unión Europea para Haití, Elena Valenciano, quien, tras recibir reportes de los observadores del organismo desde distintos puntos del país, reconoció que, aunque en el noreste ocurrieron incidentes y hubo retrasos en algunos circuitos, “las cosas se han ido ordenando a lo largo de la mañana”. Valenciano también percibió “una especie de conciencia social mucho más asentada sobre la importancia que tiene que estas elecciones salgan bien”. Los observadores destacaron el aumento de la participación; según Celso Amorim, jefe de la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Haití, esta vez alcanzó 30%, mientras que en agosto había sido de 18%.

Otra novedad fue el uso de drones y de cámaras de seguridad para monitorear los centros de votación más críticos. Además, para prevenir incidentes, unos 12.000 agentes de policía y de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah, por su acrónimo en francés) trabajaron en las calles y en los circuitos para asegurar que el proceso cívico se desarrollara en paz, y la frontera dominico-haitiana fue cerrada para evitar posibles disturbios.

A pesar del operativo, 234 personas fueron detenidas por incidentes durante la jornada, según confirmó el jefe de la Policía Nacional haitiana, Godson Orelus, minutos después del cierre de los centros de votación. Orelus explicó que en ocho puestos del norte del país no se pudo votar, ya que no llegaron las papeletas porque fueron interceptadas por “delincuentes”, y reveló que la Policía incautó 13 armas de fuego.

Sin embargo, representantes de organizaciones haitianas discrepan con el balance oficial y con la información recabada por los observadores de los organismos internacionales. Un ejemplo es la postura del haitiano Henry Boisrolin, coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina.

Desde lejos no se ve

En Haití, “más que una ‘elección’, lo que hay es una ‘selección’”, dijo a la diaria Boisrolin, que vive y da clases en la ciudad argentina de Córdoba. Su argumento: tanto para los haitianos como “para cualquiera, en cualquier parte del mundo” una elección “tiene que ser un acto de soberanía”, algo que en Haití no sucede.

El profesor haitiano, de visita en Uruguay, sostuvo que las elecciones del 25 de octubre en Haití no fueron ni “creíbles” ni “honestas”. Según contó, en la previa a las legislativas del 9 de agosto “hubo asesinatos”, urnas “quemadas” y otras “llenadas ilegalmente”, y “falsificación y destrucción de actas”. Estos delitos los atribuyó a “personas directamente ligadas a los partidos que están en el poder, principalmente al del presidente [Michel] Martelly, el Partido Haitiano Tet Kalé”, pero también involucró a las organizaciones Bouclier, Haití en Acción y la Convención de Unidad Democrática, a la que pertenece el actual primer ministro Evans Paul. En parte, aseguró, esta situación provocó la baja participación de la ciudadanía. El pueblo haitiano “entiende que no es un acto de soberanía y que es una farsa, e incluso que sus vidas corren peligro”, indicó Boisrolin. En su opinión, la violencia es generada por el oficialismo porque “el gobierno quiere seguir en el poder” y “no puede permitir que la oposición gane las elecciones, porque van todos a la cárcel”. Denunció además el plan para mantener a Haití “en un sistema de exacerbación de dependencia”, fundamentalmente respecto de Estados Unidos.

Según relató el profesor, el “fracaso” de agosto llevó a movilizaciones populares y a denuncias, y por eso el gobierno decidió reforzar la seguridad el día de los comicios. A pesar de que se redujo la violencia, continuaron las irregularidades. Boisrolin describió cómo a pocas horas de que cierre la votación “empezaron a aparecer ciertas ambulancias con urnas” que “llenaron”, y aseguró que existen fotos y videos que ponen en evidencia que muchas personas “votaron distintas veces” y muestran cómo les prohibieron la entrada a “algunos fiscales de los partidos de oposición” y cómo algunos circuitos se saltearon los “votos supuestamente adversos a ellos”. Si bien aún no se conocen los resultados -“todavía no han dado ni una sola cifra”, se quejó el profesor-, el Comité Democrático Haitiano advierte que la crisis “se va a agudizar más y puede haber enfrentamientos”.

Sobre los observadores internacionales, Boisrolin dijo que “responden a sus estructuras” y que, aunque en la primera vuelta reconocieron que hubo violencia, dijeron que era “aceptable”. “Estoy seguro de que ninguno hubiese aceptado en su propio país calificar de ‘elección’ lo que ocurrió en Haití, por eso duele”, apuntó.