El Departamento del Comercio de Estados Unidos informó antes de Navidad que el Producto Interno Bruto (PIB) del país creció a una tasa anualizada de 2% en el tercer trimestre del año, un ritmo levemente inferior al que esperaba el gobierno (2,1%). El dato se conoció días después de la decisión de la Reserva Federal (conocida como Fed) de comenzar a subir las tasas de interés, en el entendido de que la economía no necesita seguir recibiendo estímulos.

Mientras el Partido Demócrata y el Republicano trabajan para definir sus candidaturas a la presidencia en un proceso que comienza en febrero, los datos económicos indican que las exportaciones han crecido menos que las importaciones, que las decisiones de inversiones de las empresas fueron menores a las esperadas, mientras que el consumo privado, el principal impulsor de la demanda en Estados Unidos, se mantuvo sin cambios respecto de los trimestres anteriores.

A la Francis Underwood

El movimiento para aumentar el salario mínimo en Estados Unidos comenzó en el estado de Nueva York, donde los trabajadores de las cadenas de comida rápida iniciaron, hace dos años, movilizaciones para exigir un aumento en sus salarios. Lograron que se fijara el sueldo mínimo en 15 dólares la hora para los trabajadores de cadenas de comida rápida, incremento que se pagará progresivamente a partir de 2018.

Nueva York fue el primer estado en aprobar la medida, pero el tema del salario mínimo se abordó en distintas ciudades estadounidenses, está generando un fuerte debate y se espera que sea central en la campaña electoral. Se oponen a la iniciativa los republicanos y gran parte de los empresarios; la apoyan, en cambio, los senadores demócratas, al menos la mayor parte de ellos. Varias ciudades, como Chicago, Kansas, Los Ángeles, San Francisco y Seattle, ya aumentaron el sueldo mínimo legal para sus trabajadores, aunque esto es todavía una excepción en el país, ya que en la mayoría de los estados está más cerca de la imposición federal de 7,25. Según el diario británico The Guardian, con el actual tipo de cambio, un salario de 15 dólares por hora es el mínimo más alto del mundo.

De acuerdo con la agencia de noticias Efe, el jefe de asesores económicos de la Casa Blanca, Jason Furman, evaluó como positivo el resultado del tercer trimestre, pero destacó que el crecimiento de la economía global continúa siendo débil, lo que a su entender “subraya la importancia de políticas que sigan promoviendo la demanda interna”, y entre ellas mencionó el aumento del salario mínimo (ver recuadro).

Tras semanas de negociaciones entre republicanos y demócratas, el 18 de diciembre el Congreso de Estados Unidos aprobó el presupuesto del gobierno federal para el año fiscal 2016, que contempla fondos por 1,15 billones de dólares. Entre otras cosas, el presupuesto levanta la prohibición de exportar petróleo, una vieja propuesta de los republicanos -muy cercanos al influyente lobby petrolero-, mientras que los demócratas consiguieron incluir estímulos para fomentar las energías limpias y la reducción de costos de los seguros médicos, para ampliar la población que éstos cubren. El acuerdo logró evitar el cierre de la administración por segundo año consecutivo y da certidumbre a la política fiscal, clave para lograr la confianza de inversores y consumidores.

Asimismo, los demócratas lograron avanzar en tratados comerciales como el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés), que involucra países del Pacífico, como Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunéi, Singapur, Vietnam, Canadá, México, Perú y Chile, y que busca crear la mayor zona libre de aranceles del mundo.

Sobre fines de año, la Fed decidió aumentar las tasas de interés por primera vez desde el comienzo de la crisis de 2008-2009, ante la certeza de que el nivel de actividad y el mercado laboral se están fortaleciendo, aun a pesar de que la inflación sigue por debajo de lo esperado. La decisión significó el fin de una era de estímulos monetarios sin precedentes, que en lo peor de la crisis financiera buscaron evitar una nueva gran depresión.

Sin embargo, el comunicado de la Fed enfatizó que el proceso de incrementos que se inició va a ser muy “gradual”. Los siguientes aumentos serán espaciados en el tiempo, destacó Janet Yellen, presidenta de la Fed, buscando tranquilizar a quienes creían que era demasiado pronto para retirar los estímulos. Para la Fed, iniciar la normalización monetaria puede funcionar como mensaje de confianza; además, las tasas siguen siendo extraordinariamente bajas. Por otra parte, un exceso de estímulos, que se traduce en que para los bancos es muy barato conseguir dólares, podría recalentar la economía y generar las temidas y dolorosas burbujas financieras.

La Fed prevé un crecimiento de 2,1% en 2015 y subió una décima (2,4%) su pronóstico para el año que viene. Además, estima que el desempleo bajará aun más -de 5% a 4,7%- en 2016.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) sostiene que la recuperación de la economía estadounidense continuará en 2016, respaldada por el abaratamiento de la energía, el mejor resultado fiscal y un mercado de la vivienda que también mejora. En consecuencia, el organismo proyecta que el crecimiento alcance 2,8% el año próximo. Sin embargo, llama la atención sobre las perspectivas de crecimiento de más largo plazo, respecto de las cuales destaca que “no son tan alentadoras”, y vaticina que el crecimiento potencial -el que se lograría si se utilizan todos los factores productivos al máximo- se calcula en apenas 2%, aproximadamente, como consecuencia del envejecimiento de la población y del escaso crecimiento de la productividad total de los distintos factores.

Por otra parte, un número cada vez mayor de directivos de empresas en Estados Unidos es pesimista respecto del futuro de la economía. De acuerdo con una reciente encuesta realizada por Business Roundtable y Pricewaterhouse Coopers (PwC), los ejecutivos no están planeando invertir mucho más que en 2015 durante el próximo año, lo que no es una buena noticia si se espera crecer igual o más en 2016. Si los directivos y dueños de empresas son optimistas acerca del futuro, invierten en equipos, contratan a más gente, destinan recursos a la investigación y el desarrollo de nuevos productos y procesos productivos. Todas esas decisiones impulsan el crecimiento, sobre todo en el mediano y largo plazo. Pero de acuerdo con la encuesta, la inversión empresarial en 2016 será más baja que en 2009, cuando el país todavía estaba en recesión. Los ejecutivos fundan sus malas previsiones en que el Congreso no aprobó la reforma del impuesto a las sociedades, por lo que, según ellos, las empresas huyen de Estados Unidos a lugares con impuestos más bajos.