El lunes se reunieron representantes de México, Guatemala, El Salvador, Belice, Costa Rica y Honduras en un encuentro que contó además con la participación de la Organización Internacional de las Migraciones y que tenía un objetivo específico: encontrar una solución a la crisis migratoria que atraviesan los miles de cubanos que, en su viaje a Estados Unidos, se quedaron varados en Costa Rica y, en menor medida, en Panamá.

Panamá y Nicaragua, que también son miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), brillaron por su ausencia. Sin embargo, de la reunión surgió un plan piloto para trasladar a los migrantes cubanos a su destino. “Se acordó realizar un primer ejercicio piloto de traslado humanitario la semana que viene, para lo cual se ha conformado un grupo de trabajo que tendrá la responsabilidad de realizar las coordinaciones necesarias para este primer traslado”, anunció en un comunicado el Ministerio de Exteriores de Guatemala, país anfitrión de la reunión.

La idea es que los migrantes que sean elegidos para participar en este “ejercicio piloto” -que en principio serían 250- viajen en avión a El Salvador y allí tomen un ómnibus para cruzar a Guatemala y llegar a México, desde donde viajarán, finalmente, a Estados Unidos.

Tras el encuentro, el canciller de Costa Rica, Manuel González, señaló que la solución acordada es “absolutamente excepcional” y beneficia sólo a los cubanos que están en territorio costarricense y pudieron obtener la visa. González especificó, además, que no puede detallar a fondo los aspectos técnicos y logísticos del traslado para respetar la discrecionalidad que solicitaron algunos países. “Esperamos que esos acuerdos se puedan materializar en un corto plazo. Lamentablemente, la época del año en la que estamos impide que se pueda avanzar más rápidamente”, agregó. Por su parte, el canciller de Guatemala, Carlos Raúl Morales, insistió en que “es importante discutir todos los detalles” del traslado, y pidió que México se comprometa por escrito para acoger a los cubanos y que Costa Rica garantice que correrá con los gastos del transporte aéreo. Si todos los detalles se confirman, el primer grupo de cubanos podría llegar a Estados Unidos en la primera semana de enero.

La crisis de los migrantes cubanos se desató a mediados de noviembre, cuando Nicaragua cerró sus fronteras a miles de personas que viajaban desde la isla intentando llegar por tierra a Estados Unidos. El gobierno nicaragüense argumentó que lo hacía debido a “riesgos de seguridad a su soberanía”. Esto provocó que el intenso flujo migratorio centroamericano, hasta hace poco dinámico, se detuviera, provocando una espera incierta para los 9.000 cubanos que, al llegar a Nicaragua, se toparon con una puerta cerrada.

Desde entonces, Costa Rica otorgó cerca de 8.000 visas de tránsito especiales, pero la semana pasada anunció que ya no tiene capacidad para seguir recibiendo a más personas, por lo que canceló los trámites. Ante este panorama, el gobierno costarricense planteó a Guatemala y Belice alternativas para permitir el paso de los cubanos, en medio de lo que definió como una “crisis humanitaria”. Sin embargo, obtuvo una respuesta negativa, que atribuyó a “falta de solidaridad”, y suspendió su participación en la mesa política del SICA, lo que algunos ven como un grave golpe al proceso de integración regional.

En la reunión del lunes, el canciller de Guatemala insistió en que su país es “integracionista” y aseguró que no es cierto que “no quiera colaborar” en la búsqueda de una salida a la crisis migratoria, como sugiere Costa Rica. Para Guatemala, explicó Morales, la prioridad son las personas y su seguridad, aunque recordó que no se puede hacer diferencias entre migraciones porque se puede enviar “un mensaje equivocado” al facilitarles el paso a los cubanos y no a personas de otra nacionalidad. El objetivo, sostuvo, es garantizar “una migración ordenada, progresiva y segura”.

Ayer, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, expresó su apoyo a la solución alcanzada y felicitó a los países implicados por los “esfuerzos diplomáticos”. En un comunicado, agregó que “la situación humanitaria de los migrantes cubanos requería una solución rápida e integral, y este acuerdo la facilita”. Además, ofreció el respaldo de la OEA para “proteger la migración en el hemisferio de la trata de personas, y para desarrollar el acuerdo alcanzado el lunes en Guatemala por México y seis países centroamericanos”.

Pisar firme

Según las autoridades centroamericanas, la masiva migración de cubanos comenzó el día en que las relaciones entre Washington y La Habana empezaron a descongelarse, por el temor a que pueda cortarse el beneficio migratorio que impone la política de “pies secos/pies mojados”, según la cual cualquier cubano que toque tierra estadounidense puede quedarse legalmente en el país, una estrategia de hostigamiento a Cuba, con la que desde 1966 se fomenta la salida de la población de la isla.

Mientras se desarrollaba la reunión del SICA en Guatemala, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, pedía para los cubanos varados en Costa Rica una solución “adecuada”, que “tome en cuenta el bienestar de esos ciudadanos y sea lo más rápida posible”, según declaraciones divulgadas por la agencia cubana Prensa Latina. Rodríguez confesó que no estaba al tanto de “ningún dato” sobre la reunión que se estaba desarrollando, y explicó que Cuba no asistió “porque se refiere específicamente a las naciones que deben encontrar fórmulas para hallar una solución” a la crisis. Agregó que está “convencido de que la politización de la política migratoria de Estados Unidos hacia Cuba debe cambiar” y señaló que “debe cesar su aliento a una emigración ilegal, insegura y desordenada”.

En lo que va del año, cerca de 13.000 cubanos lograron llegar a Estados Unidos con los “pies secos”. Otros miles se quedaron en la mitad del camino y todavía esperan respuestas.