El gobierno del primer ministro japonés, Shinzo Abe, aprobó ayer un conjunto de proyectos de ley que implican una nueva interpretación de la Constitución, que desde la derrota nipona de 1945, en la Segunda Guerra Mundial, limitaba las actividades de sus Fuerzas Armadas. Esto pone fin al principio director pacifista del país, que restringe sus actividades bélicas a la defensa y que le fue impuesto después de que se alió con la Alemania nazi y fue derrotado por Estados Unidos mediante dos bombas nucleares.

Este conjunto de normas, que modifica la política de defensa japonesa, todavía debe ser aprobado por el Parlamento, y fue impulsado porque “cada vez es más difícil mantener la seguridad”, según dijo Abe. La reforma permitirá al país “usar la fuerza” en caso de agresiones a sus aliados o para rescatar a sus ciudadanos en otros países, aunque de forma “extremadamente limitada”, precisó el jefe de gobierno.

La iniciativa llega en un contexto regional particular, mientras se observa un auge militar de China, país con el que Japón mantiene disputas territoriales, al tiempo que Corea del Norte desarrolla un programa nuclear.