Desde hace un año, cuando empezaron los ataques aéreos de una coalición internacional liderada por Estados Unidos en Irak y luego en Siria contra EI, Turquía fue un miembro reticente de esa alianza. El gobierno se resistía a dar su apoyo a los combatientes kurdos que enfrentan en el terreno a EI desde antes de que se conformara esa coalición.

Los milicianos mejor y más organizados en el combate contra EI son los de la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un grupo que Turquía considera terrorista, al igual que la Unión Europea y Estados Unidos. Sin embargo, el viernes el gobierno turco cambió su estrategia y decidió actuar directamente contra EI, después de un atentado atribuido a ese grupo en Suruç, en la frontera con Siria, contra activistas pro kurdos.

El mismo día que el gobierno turco lanzó su primer ataque aéreo contra EI en Siria, la Policía arrestó a cientos de supuestos islamistas y militantes kurdos en varios puntos de Turquía. La semana pasada el Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP), que es pro kurdos, denunció la falta de acción del Estado ante el desarrollo de células islamistas en el país.

El sábado los detenidos eran 590, y según denunciaba el HDP, los que seguían arrestados eran en su mayoría militantes pro kurdos y no islamistas radicales. Turquía no sólo bombardeó posiciones de EI en Siria, sino que también atacó posiciones del PKK en el norte de Irak.

Esta nueva ofensiva desató reacciones violentas, con comisarías y policías atacados y autos incendiados por manifestantes pro kurdos en medio de fuertes protestas del PKK. Este partido ya había dado por terminada, el 12 de julio, una tregua unilateral que declaró en 2013. El sábado ese anuncio se confirmó en un comunicado en el que el PKK dijo que “la tregua ya no tiene sentido tras los ataques aéreos del Ejército turco”. El miércoles el PKK ya había reivindicado el asesinato de dos soldados cerca de Siria, en respuesta al atentado de Suruç, y el sábado el gobierno atribuyó a este grupo la muerte de otros dos en un ataque con coche bomba en Diyarbakir, una provincia de mayoría kurda en el sur. Este ataque tuvo como respuesta un operativo militar, y según el diario Hürriyet, el sábado murió un joven herido de bala en una protesta dispersada por la Policía en la provincia de Sirnak.

Yasin Aktay, el vicepresidente del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), pidió en Twitter que se enviaran aviones cazas a sobrevolar Cihangir, un barrio de Estambul conocido como centro de la burguesía de izquierda y del HDP, porque tendría más efecto que bombardear Kandil, una zona montañosa en la que opera el PKK.

La oposición acusa al presidente Recep Tayyip Erdogan de usar la campaña contra EI como excusa para debilitar a los kurdos, después de la sorpresa que dio el HDP en las elecciones del 7 de junio, en las que el AKP perdió la mayoría absoluta. Desde entonces, el primer ministro Ahmet Davutoglu no pudo constituir un gobierno. Los observadores creen que podría haber nuevas elecciones en setiembre, y que, con estas iniciativas militares, el AKP busca afectar a sus opositores y fortalecer su apoyo electoral.

El canciller turco Mevlut Cavusoglu anunció que con los ataques en Siria e Irak el gobierno intenta formar “zonas de seguridad de manera natural”, tal como propone desde hace tiempo, en las que se podrían alojar los refugiados sirios.

Todo esto se enmarca en un acuerdo entre Estados Unidos y Turquía para “intensificar” la cooperación en la lucha contra EI que fue anunciado la semana pasada por Washington. La vocera del Pentágono, Laura Seal, recordó entonces que Turquía es “un aliado clave” en la lucha contra EI. Sin embargo, ayer la Casa Blanca se encargó de aclarar que “no hay ningún vínculo entre los ataques aéreos contra el PKK y los recientes acuerdos para intensificar la cooperación entre Estados Unidos y Turquía contra EI”, aunque reivindicó el derecho de Turquía a “defenderse”. En cambio, la canciller alemana, Angela Merkel, pidió ayer a Davutoglu por teléfono que “no abandone el proceso de paz con los kurdos”, y le recordó “el principio de proporcionalidad” que debe aplicarse ante los ataques del PKK.

Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció ayer una reunión del Consejo del Atlántico Norte para mañana, a pedido de Turquía, que manifestó que se siente “amenazada” por los ataques “terroristas” que está sufriendo.