La gira latinoamericana del líder de la iglesia católica continúa hoy en Bolivia. Comenzó en Ecuador el domingo, en medio de protestas opositoras contra el gobierno de Rafael Correa, que denuncia intentos “golpistas”. Antes de su llegada, el presidente había dicho: “Ojalá que la venida del papa Francisco haga que bajen las pasiones políticas”.

El martes, Jorge Bergoglio habló a los fieles en la iglesia de San Francisco, en Quito, y partió de una metáfora de la familia para pedir que las tensiones bajaran. Se refirió a las mujeres que van a visitar a su hijo o esposo a la cárcel aunque “no se portó bien”, porque “siguen siendo de casa”. Se preguntó si “en la sociedad no debería suceder lo mismo”, y lamentó que muchas veces las “relaciones sociales o el juego político, en el sentido más amplio de la palabra” se basen en “la confrontación”. En la misma instancia defendió el principio de “gratuidad” y el “concepto de justicia social” sobre el “concepto económico de justicia, basado en el principio de compraventa”.

Además, pidió proteger el medioambiente y dijo que “la explotación de los recursos naturales, tan abundantes en Ecuador, no debe buscar el beneficio inmediato”. Más adelante, consideró que “las normas y las leyes, así como los proyectos de la comunidad civil, han de procurar la inclusión, abrir espacios de diálogo, espacios de encuentro, y así dejar en el doloroso recuerdo cualquier tipo de represión, el control desmedido y la merma de libertad”, en un mensaje que tanto el gobierno como la oposición podían interpretar a su antojo.

Con su llegada a Bolivia, ayer, el líder católico tendrá otras oportunidades de hablar de política. Sin embargo, no se referirá a la demanda marítima que ese país presentó contra Chile en La Haya, según aseguró el canciller chileno, Heraldo Muñoz. “Sabemos que en este asunto el Vaticano es neutral [...] lo que corresponde es la no injerencia, la neutralidad”, dijo el funcionario en una declaración que casi sonó a advertencia.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, esperaba al papa con expectativas más ambiciosas. “Esperamos que los movimientos sociales del mundo, junto al hermano papa Francisco, sean como una yunta para liberar a los pueblos del mundo”, dijo. Además, pidió que la “lucha de los movimientos sociales sea acompañada por la iglesia católica y que otras iglesias también se sumen para la liberación de los pueblos en el mundo”.