Egipto inauguró ayer, con una gran ceremonia, una obra de ampliación del Canal de Suez, que permitirá que naveguen barcos de carga de mayor calado, y agilizará su circulación en doble sentido para ir del mar Mediterráneo al Mar Rojo. Ese paso marítimo es estratégico para el comercio mundial, y por ahí circula uno de cada cinco barcos de carga del planeta.

Para el general Abdel Fatah Al Sisi, que gobierna Egipto desde junio de 2014, después de que derrocó al presidente electo Mohamed Mursi, esta inauguración faraónica es una manera de asentar su poderío, tanto dentro de Egipto como en el plano internacional. La economía de su país depende en gran parte de los recursos que le proporciona el canal -que fueron unos 5.300 millones de dólares en 2014 y que se prevé que con estas obras pasen a 13.000 millones en 2023-. El principal recurso del país, que es el turismo, sigue muy afectado desde la caída del presidente Hosni Mubarak, en 2011. La inestabilidad política que desató entonces continúa, ahora marcada por el enfrentamiento que mantiene Al Sisi desde el gobierno con sus rivales políticos, en particular con el movimiento de los Hermanos Musulmanes, por el cual fue electo Mursi.

Ante el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, y en presencia de varios mandatarios africanos y árabes, la ceremonia de inauguración implicó maniobras militares marítimas, aéreas y espectáculos musicales.

Al Sisi, vestido con uniforme militar para el evento, dijo que la ampliación del canal es “el primero de los mil pasos” que los egipcios están dispuestos a dar hacia el desarrollo, y que es un “regalo de Egipto para el mundo”.