Según resultados aún provisorios, el kirchnerismo había confirmado su ventaja electoral en la provincia, que es el sexto distrito electoral de Argentina. La noticia se conoció en medio de las críticas por el lento recuento de votos, la quema de urnas, agresiones y denuncias de compra de votos con bolsas de comida, entre otras irregularidades. Militantes opositores organizaron una protesta para exigir transparencia en el escrutinio provisional, del que se comenzaron a conocer resultados cuatro horas y media después del cierre de las urnas.

La primera elección provincial luego de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias celebradas a principio de agosto en todo el país quedó así manchada por una serie de incidentes.

Por la quema de urnas en la localidad de Sargento Moya fueron detenidas cuatro personas. Una de ellas, Hugo Alarcón, era candidato a delegado comunal por la alianza opositora Acuerdo para el Bicentenario, confirmó el juez federal Mario Velázquez, a cargo del caso. El militante fue detenido junto a otras personas en calidad de imputado.

Con 81,55% de los votos escrutados, el candidato del gobernante Frente para la Victoria y ex ministro de Salud (2009-2015), Juan Manzur, obtenía ayer 54,42% de los votos, más de 100.000 votos de ventaja sobre su rival de Acuerdo para el Bicentenario, José Cano, que alcanzaba 40,76% de apoyo. Cano contaba con el respaldo de los candidatos presidenciales Mauricio Macri, de la alianza electoral Cambiemos, y Sergio Massa, de Unidos por una Nueva Alternativa (UNA).

Tanto Macri como Massa pidieron ayer que “se abran las urnas” de la provincia, y desconocieron a Manzur como ganador. “No va a haber más remedio que abrir las urnas y ver qué es lo que pasó”, dijo Macri, que visitó Tucumán el domingo de noche, a Radio Mitre. “No se puede decir que Manzur sea el gobernador. Hay que ir a la apertura de urnas”, dijo, por su lado, el ex intendente de Tigre y candidato del frente UNA en la radio La Red. “Esto ya lo vimos en varias provincias. [...] Hay pruebas categóricas respecto de lo que se carga en las planillas y lo que hay en las urnas”, agregó.

Sin embargo, desde el oficialismo descartaron las acusaciones opositoras. El gobernador saliente, el kirchnerista José Alperovich, dijo ayer en una conferencia de prensa: “Se ha votado con total transparencia. Las elecciones las maneja la Junta Electoral. Había diez o 15 fiscales por mesa, el control fue total”. Reconoció que hubo “problemas con 40 urnas de 3.500”, aunque advirtió que los votos que se perdieron no afectan el resultado.

Antes, el secretario de la Junta Electoral de Tucumán, Darío Almaraz, había dicho que 42 urnas fueron quemadas y que la cantidad de votos afectados representaba poco más de 1% del padrón. “Lamentablemente, hemos tenido que vivir esa experiencia de violencia delictiva en algunas comunas de la provincia”, dijo. También afirmó que un camarógrafo y seis policías fueron heridos durante la jornada electoral, y que hubo “disparos en la casa de un candidato”.

Por su parte, el jefe de Gabinete argentino, Aníbal Fernández, afirmó: “Se denuncian por fraude cosas que suceden naturalmente en todos los lugares”, y dijo que lo que sucede es que “no se quiere admitir y aceptar” la derrota. “No veo nada que deba detener ese proceso electoral”, agregó.

El candidato kirchnerista a la presidencia, Daniel Scioli, también estuvo el domingo en San Miguel de Tucumán. “Se debe respetar la voluntad popular”, dijo ayer al canal de cable argentino C5N. Agregó que “la instalación de dudas” sobre el proceso eleccionario por parte de la oposición “no ha sido un hecho aislado”, y que la del oficialismo “ha sido una victoria muy clara”.

“Macri no puede poner en duda el resultado cada vez que pierde”, dijo Scioli, y pidió que “los perdedores muestren síntomas de madurez y responsabilidad aceptando los resultados”.