El número dos de Corbyn, Tom Watson, pidió ayer unidad al partido: “Entiendo la preocupación de mis colegas en el Parlamento, esto es un cambio enorme para el partido, no tiene sentido negarlo. Es también un enorme realineamiento político. Pero Jeremy Corbyn recibió un enorme mandato por parte de nuestros miembros”, dijo a la BBC. Además, pidió a los demás integrantes del laborismo “que protejan” al partido “y respeten el mandato” que recibieron él y Corbyn en la interna.

El llamado del vicepresidente electo del laborismo se debió a que varios de los 232 diputados con los que el partido cuenta ya anunciaron que no aceptarán participar en el tradicional gabinete en la sombra, una especie de reflejo del gabinete del gobierno, que deberá armar Corbyn como líder de la oposición.

En el mejor espíritu británico, después de la elección la confrontación no fue tan dura como antes. “Siempre he trabajado con quien sea que lidere el partido. Como dije, no formaré parte del gabinete en la sombra, pero sí seré parte del laborismo, como lo he sido toda mi vida”, dijo Yvette Cooper, una de los candidatos derrotados en la interna. La dirigente fue ministra del Tesoro y de Trabajo y es afín a la corriente del Nuevo Laborismo, impulsada por Tony Blair y Gordon Brown. Blair había dicho antes de la elección que si Corbyn tomaba el control del partido eso implicaría “cometer el acto más demente de la historia política” del país.

A mano izquierda

Corbyn no se dejó influenciar por la situación interna, ni en el discurso que dio después de conocer su victoria, ni a la hora de escribir una columna que fue publicada ayer en The Observer. En ambas oportunidades lanzó mensajes de unidad y de cambio.

Adelantó que las mujeres representarán “la mitad” de su equipo y que su objetivo es trabajar con todos los sectores del partido, sin culto a la personalidad, “ni abusos, ni rencor”. También apuntará a que el laborismo sea “más amable, más respetuoso, pero también valiente”, que sepa hacerle ver a la gente que “inequívocamente está de su parte”, dijo.

Consideró que su victoria, con 60% de los votos, muestra que no es cierto que los jóvenes no estén politizados, sino todo lo contrario. “Doy la bienvenida a miles de jóvenes que vuelven a interesarse en la política y que hasta ahora se mantenían lejos por culpa de los políticos”, dijo el sábado. Se trata de “una generación muy política que perdió la sintonía y el interés [en la política], debido a la forma en que hasta ahora se ha conducido” en Reino Unido, agregó. A su entender, su elección, que se debió al apoyo de 550.000 votos de militantes laboristas pero también de simpatizantes que pagaron cinco dólares para poder votar en la interna, muestra que “millones de personas quieren una alternativa”.

El Partido Laborista sumó decenas de miles de militantes durante los tres meses de campaña interna, y más de 90% de esos nuevos adherentes votó por Corbyn. Además se afiliaron al partido más de 15.000 personas en las 24 horas que siguieron a la elección de Corbyn, dijo el secretario general de esa organización política, Iain McNicol. Agregó que ahora el laborismo tiene 325.000 afiliados y que el número “continúa subiendo”.

Según los últimos datos del Parlamento británico, el Partido Conservador del primer ministro David Cameron tiene unos 149.800 miembros, el Partido Liberal Demócrata y el Partido Verde, 61.000, y el ultraderechista UKIP, 42.000, así que los laboristas son ahora la mayor fuerza política del país en cantidad de afiliados. Además, el Partido Nacionalista Escocés, que gobierna en Escocia pero tiene afinidades con el laborismo, tiene 110.000 miembros desde el referéndum acerca de la independencia del 18 de setiembre de 2014.

Opuestos

Corbyn también adelantó que se opondrá al proyecto de ley que impulsa Cameron para restringir los derechos sindicales, porque “los sindicatos son una fuerza de bien, para una sociedad más igualitaria”. Anunció que el martes los laboristas argumentarán en contra de los recortes a las ayudas sociales a las familias. Según el dirigente, el déficit es sólo una excusa de los conservadores para “rebajar los sueldos, recortar los impuestos para los ricos, permitir que escale el precio de la vivienda, vender los recursos nacionales y atacar a los sindicatos”.

“No se puede recortar hasta llegar a la prosperidad, hay que construirla”, insistió Corbyn, que es diputado desde 1983. El dirigente está a favor de invertir en infraestructura, formación de trabajadores, tecnología y en proteger el medioambiente.

Por último, Corbyn adelantó que si Cameron impulsa una nueva votación en el Parlamento para una intervención militar en Siria, él hará campaña en contra. “Eso [bombardear Siria] no ayudará a los refugiados, creará más”, dijo Corbyn, antes de agregar que la tarea de su partido es “hacer campaña por la paz y el desarme en todo el mundo”. Horas después de su victoria, participó en una manifestación de apoyo a los refugiados.

Al hablar de Siria, Corbyn dijo: “[la organización jihadista Estado Islámico] es absolutamente aberrante y el régimen del presidente [sirio Bashar al] Assad ha cometido crímenes horribles, pero también debemos oponernos a las bombas saudíes en Yemen o a que la dictadura de Bahréin asesine su movimiento democrático”.

Si los mayores líderes del partido recibieron con frialdad la victoria de Corbyn, decir que generó rechazo entre los conservadores es poco. La prensa de ese sector auguró “una guerra civil en el laborismo” (The Sunday Times, del estadounidense Rupert Murdoch), “la muerte del Nuevo Laborismo” (The Sunday Telegraph), o usó títulos como “Bye, Bye Laborism” (Sunday Express) o “Rojo y enterrado” (The Mail on Sunday).

Según los propios argumentos conservadores, la elección de Corbyn debía alegrar a los líderes y votantes oficialistas porque consideran -al igual que los partidarios del Nuevo Laborismo- que con un discurso tan a la izquierda, los laboristas se alejan de la mayoría del electorado, que es de centro. Cameron salió a alertar por Twitter: “El Partido Laborista es ahora una amenaza a nuestra seguridad nacional, a nuestra seguridad económica y a la seguridad de su familia”.

Más allá de las críticas o de las expectativas que genera el auge de Corbyn -también en la izquierda latinoamericana-, en mayo se conocerán las repercusiones electorales de este cambio de rumbo en un partido que apostaba al centro desde hace años. Entonces está prevista la próxima instancia electoral, la votación para elegir alcalde de Londres, Parlamento en Escocia y Gales, y representantes municipales en Inglaterra.