La Comisión Europea (CE) va a proponer esta semana a sus estados miembros un nuevo plan para repartir, además de las primeras 40.000 personas, a otros 120.000 refugiados que ingresaron a Italia, Grecia y Hungría, en medio de la crisis que desencadenó la llegada masiva de migrantes de Siria, Irak y Afganistán a Europa. En el último semestre, unas 130.000 personas cruzaron el Mediterráneo, casi el doble que en el semestre anterior, según números de Naciones Unidas.

El órgano ejecutivo europeo propone que 54.000 personas que están en este momento en Hungría sean redistribuidas por Europa, al igual que otras 50.000 que llegaron a Grecia y 15.600 que permanecen en Italia. Esta cifra implica a 62% de los refugiados que llegaron en los últimos tres meses a esos países, según informó el diario holandés De Volkstrant.

Ayer el Parlamento Europeo dio su visto bueno a otra iniciativa, el mecanismo de emergencia, que prevé trasladar a unos primeros 40.000 solicitantes de asilo desde Italia y Grecia a otros países durante dos años. En esa instancia, el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, adelantó ante los diputados que es urgente ocuparse de reubicar a otros 120.000 refugiados.

La eurodiputada de los Verdes alemanes Ska Keller, miembro informante del primer mecanismo aprobado ayer, dijo que éste marca “sólo el principio” de la solución a la crisis. “Hagamos que estas medidas sean la base de una política común de asilo justa y basada en el respeto a los derechos, en solidaridad con todos los estados miembros y con los refugiados”, reclamó. Además, la diputada abogó por un “mecanismo permanente de distribución en caso de emergencia”, porque los europeos deben “ser capaces de tomar decisiones y actuar ante situaciones urgentes, sin posibilidad de bloqueo por algunos países miembros”. También se dispuso ayer que los estados que reciban personas reubicadas cobrarán un monto fijo de 6.621 euros por cada una.

La anterior propuesta de Bruselas para repartir a los solicitantes de asilo, cuya llegada masiva hace que los países ubicados en las fronteras de la UE se sientan “desbordados” y sobreexigidos respecto de los demás miembros del bloque, no fue aprobada de manera formal por los gobiernos europeos. Fue rechazada, en parte, porque algunos países se negaron a aplicar cuotas obligatorias, aunque los estados se comprometieron a acoger a más de 32.000 refugiados de manera voluntaria.

Por esto, desde mayo algunos países superaron las cuotas que pretendía aplicarles Bruselas, que se estiman a partir de la cantidad de población de cada país, su Producto Interno Bruto, su tasa de desempleo y los esfuerzos hechos a la hora de recibir refugiados en anteriores oportunidades. Otros, en cambio, quedaron por debajo de lo que pretendían las autoridades del bloque. Por ejemplo, Alemania se comprometió a recibir 1.737 refugiados más que los que pretendía Bruselas, mientras que España (el tercer país en cantidad de refugiados que debe recibir de acuerdo a la UE, después de Alemania y Francia) prometió hacerse cargo de 2.988 personas menos de lo que se le había solicitado.

Sin embargo, ante la conmoción que generó la publicación de la foto de un niño sirio ahogado en las costas turcas, el viento cambió. La UE le pidió a España que reciba a 14.931 personas, pero Madrid se comprometió ayer a recibir más -17.680-, para cumplir con sus obligaciones previas. Alemania y Francia ya se habían comprometido a recibir 31.443 y 24.031 refugiados, respectivamente, tal como exigía el bloque.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados emitió ayer un comunicado en el que advirtió que “espera que más gente llegue durante los próximos meses” a Hungría, una de las principales puertas de entrada a la UE. Manifestó que el promedio diario de llegadas es de “alrededor de 2.000 personas desde el mes pasado”. Además recordó que hay unos 30.000 inmigrantes y refugiados en Grecia que pretenden llegar a Europa del oeste y que unas 3.000 personas llegan cada día a Macedonia, país desde el cual emprenden camino hacia Serbia y Hungría.

El gobierno nacionalista húngaro levantó un muro para frenar los ingresos a su territorio y además aprobó una ley según la cual cruzar su frontera sin permiso será ilegal a partir del 15 de setiembre. Por otra parte, anunció la creación de “zonas de tránsito” en su frontera, para procesar las solicitudes de asilo o devolver a los recién llegados a Serbia, luego de haber declarado en julio a ese país como “seguro” para los solicitantes de asilo. Si no se considera “seguro” a un país no se puede deportar a un refugiado hacia su territorio.