“Bienvenida, nieta 117, y por muchos nietos más”, dijo Carlotto ayer ante la prensa en la sede de la organización que preside, en presencia de las dos abuelas de la nieta recuperada, María Assof de Domínguez y Angelina Catterino. Allí destacó que “el derecho a la identidad se recupera, una vez más, con la ayuda de un Estado empeñado en promover derechos”.

Según informó la agencia de noticias del Ministerio de Justicia argentino, Infojus, el padre de la nieta recuperada, Walter Hernán Domínguez, estudiaba arquitectura y era fundador del centro de estudiantes de su facultad. Además trabajaba como chofer de ómnibus y militaba en el Partido Comunista Marxista Leninista. La madre, Gladys Cristina Castro, que estudiaba diseño, tuvo que dejar esa carrera para trabajar en una panadería.

El 9 de diciembre de 1977, militares se llevaron a la pareja. Los vecinos testimoniaron que Gladys gritaba mientras se la llevaban, con su panza de seis meses: “¿Por qué nos hacen esto, qué hemos hecho?”. Nunca se supo nada más de Walter y Gladys, y en el tercer juicio vinculado con la dictadura en Mendoza, diez oficiales del Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía de esa provincia fueron juzgados y siete de ellos condenados a prisión por secuestrar a 32 personas, entre ellos los padres de la nieta que ahora fue hallada.

La familia creía que esperaban un varón, pero nació una niña. Su abuela paterna, Assof, tiene 83 años y su búsqueda la llevó a ser hoy la titular de Abuelas en Mendoza. La agencia de noticias Télam recordó que dijo hace años: “Si encontrara a mi nieto, por lo menos tendría un pedacito de ellos [su hijo y su nuera]. Le contaría cómo eran sus padres, que lo engendraron con mucho amor”. Assof dijo ayer que aún no conoció a su nieta. “Todavía no sabemos ni cómo se llama. Tiene muchos tíos, muchos primos. Ojalá que se sienta bien entre nosotros”, agregó, emocionada.

A su vez, Carlotto relató que la nieta fue localizada a raíz de una denuncia anónima que el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos de Mendoza transmitió a Abuelas en 1994: una joven nacida en marzo de 1978 había aparecido “en el hogar de una pareja mayor, de un día para otro”. De acuerdo con Carlotto, “la joven, a pesar de haber sido inscripta como hija propia, sabía que no era hija biológica de quienes la criaron, pero nunca pensó en acercarse a Abuelas”.

Recién 21 años después de que Abuelas recibiera la denuncia anónima, el Estado contactó a la mujer para comprobar su identidad. Esto se debió a “la dificultad para reconstruir las huellas que el terrorismo de Estado borró impiadosamente”, dijo la titular de Abuelas. Explicó que la nieta “accedió inmediatamente” a realizarse pruebas de ADN, y que el jueves recibió “con beneplácito la noticia” de que era hija biológica de desaparecidos. Ahora, agregó, “sólo resta que el abrazo esperado 37 años por las familias Domínguez y Castro se materialice en estos días”.

La misma lucha

Ayer falleció a los 94 años Josefina Pepa García de Noia, una de las primeras 14 mujeres que se reunieron, el sábado 30 de abril de 1977, en la Plaza de Mayo para reclamar por sus hijos desaparecidos. A los 20 años se había casado con Juan Carlos Noia, con el que tuvo cuatro hijos. La tercera, María Lourdes, fue secuestrada en octubre de 1976, con 29 años, y desde entonces Pepa se dedicó a buscarla, sin éxito. Era integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.