Pese a que el agua es gélida en esta época del año en Europa, el tránsito de personas no se detiene. En menos de 24 horas murieron 31 migrantes que viajaban por el mar Egeo rumbo a Grecia, una de las principales entradas para los refugiados que llegan a la UE desde Turquía. Siete de ellos murieron el miércoles cerca de la costa de la isla Kos y 24 en la madrugada de ayer, cuando intentaban llegar a la isla Samos. “Un hombre que logró nadar a la orilla dijo a las autoridades griegas que la embarcación transportaba 40 o 45 personas”, afirmó un funcionario de la guardia costera a la agencia de noticias Reuters. Gracias a este hombre, nueve personas pudieron ser rescatadas, aunque 11 continúan desaparecidas.

La Comisión Europea (CE), el órgano ejecutivo de la UE, detectó ayer “graves deficiencias” en el control de las fronteras griegas, en relación con lo que exigen las normas del espacio Schengen, y anunció que daría al gobierno del presidente Alexis Tsipras tres meses para corregirlas. Grecia se había comprometido a tener listos para fines de 2015 cinco puntos de registro en las islas de Lesbos, Quíos, Samos, Leros y Kos, pero hasta el momento sólo logró activar el primero.

En noviembre, una misión de la UE se plantó en tres puntos de la frontera griega y registró varias irregularidades. Entre las más graves se encuentran la inexistencia de identificación y registro de los inmigrantes irregulares, y el traslado manual -y, por ende, poco confiable- de las huellas dactilares a la base de datos. Además, los documentos que presentan quienes ingresan al país no siempre se comparan con las bases policiales para comprobar su autenticidad.

“Grecia desatiende de manera grave sus obligaciones y existen deficiencias graves en los controles de fronteras exteriores”, es decir, aquellas que limitan con países que no pertenecen al bloque europeo, explicó la comisión. En lo que va del año, más de 45.000 inmigrantes llegaron por mar a Grecia -30 veces más que en enero de 2015- y más de un centenar murieron en el camino, según los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones. De ese contingente, 90% provino de Siria, Irak y Afganistán.

Para febrero Bruselas tiene previsto presentar formalmente sus recomendaciones a Grecia, que deberán ser respaldadas por una mayoría de los países de la UE. Con esta aprobación se activa de manera automática el plazo de tres meses para que Grecia supere esas deficiencias. Si no lo hace, la CE puede aplicar un mecanismo que permite que cada país del espacio Schengen pueda controlar sus fronteras durante un plazo de seis meses a dos años. El gobierno de Tsipras insistió en que las presiones para excluir a Grecia del espacio Schengen son una maniobra para “aislar” al país. Tras el anuncio de la CE, el ministro de Migración griego, Yanis Muzalas, aseguró que los puntos que faltan estarán listos en febrero y “completamente operativos” en marzo.

El Ejecutivo europeo también anunció que está estudiando una nueva ley danesa que, entre otras cosas, propone confiscar el dinero y los objetos de valor que lleven consigo los refugiados, como “pago” por su alojamiento. La ley, que contiene 34 medidas, fue aprobada el martes por el Parlamento de Dinamarca con 81 votos a favor y 27 en contra. Según informó Reuters, el paquete de medidas incluye más obstáculos al proceso para obtener los permisos de residencia y aumenta de uno a tres años la espera de quienes reciban el asilo temporal para solicitar la reagrupación familiar, es decir, para llevar a sus familiares directos a Dinamarca.

Natasha Bertaud, una portavoz de la CE, dijo ayer en conferencia de prensa que se están “analizando legalmente” esas disposiciones, sin dar pistas sobre un posible veredicto. Múltiples organizaciones internacionales de derechos humanos se manifestaron en contra de esta norma que consideran “discriminatoria”. Para el director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, la ley es “despreciable”. Roth cuestionó: “¿De verdad que un país rico como Dinamarca tiene que privar a esta pobre gente de lo poco que les queda para costear los servicios sociales?”. En su opinión, si el país “de verdad quisiera que pagaran, les garantizaría oportunidades laborales para que pudiesen cotizar y pagar impuestos”, pero esta ley “parece que se trata de un acto de venganza y una señal para que no lleguen más refugiados”.

El otro gobierno que hizo anuncios sobre este tema fue el de Suecia, el país de la UE que recibe más solicitudes de asilo. Allí, el problema radica en que muchos inmigrantes entraron al país a pesar de no haber obtenido el permiso. Ahora, todos aquellos que fueron rechazados podrían ser expulsados del país. “En la medida en que hemos recibido a muchos solicitantes de asilo en Suecia, también aumentará la cifra de quienes vean rechazadas sus peticiones. Si la actual frecuencia se mantiene, se trataría de entre 60.000 y 80.000 personas”, dijo ayer el ministro sueco de Interior, Anders Ygeman, a Radio de Suecia.

De las 58.802 solicitudes tramitadas el año pasado por la Dirección General de Migraciones sueca, fueron aceptadas 55%. Ygeman estimó que el volumen mayor de las expulsiones se producirá “probablemente” a principios de 2017, y aseguró que, ante el riesgo de que muchos “rechazados” prefieran vivir en la clandestinidad en Suecia, el gobierno endurecerá las multas a las empresas que usen mano de obra ilegal. Suecia ha reforzado las medidas respecto de los inmigrantes desde noviembre. Introdujo los controles fronterizos provisionales, eliminó permisos permanentes a refugiados y limitó la reagrupación familiar.

No me dejen afuera

Matteo Renzi, el primer ministro de Italia, no se siente incluido en las negociaciones que llevan adelante Alemania y Francia acerca de la crisis migratoria, y no tuvo problema en emitir su queja. Para el italiano, es “inaceptable” que la canciller alemana, Angela Merkel, negocie posibles salidas a la crisis con el presidente francés, François Hollande, y con el jefe de la CE, Jean-Claude Juncker, sin incluir a Italia. “Si estamos buscando una estrategia europea conjunta para resolver la cuestión de los refugiados, no es suficiente que Merkel llame primero a Hollande y luego a Jean-Claude Juncker y yo me entere de las conversaciones por la prensa”, cuestionó. Italia ha sido una de las grandes puertas de entrada a la UE para los migrantes.

Mientras Renzi hablaba de Merkel, en la capital alemana el Parlamento aprobaba la construcción de un edificio que estará ubicado en una parte del antiguo aeropuerto de Tempelhof y que servirá para alojar temporalmente a 7.000 refugiados.