Desde Alemania miles de refugiados cruzan la frontera hacia Dinamarca y de allí a Suecia, que el año pasado recibió a 163.000 personas que pedían asilo, la cifra per cápita más alta en toda la Unión Europea. Estos números llevaron a que el gobierno sueco adoptara medidas y a que el Parlamento aprobara una serie de leyes que permiten controlar que quienes ingresan al país cuenten con documentación de identidad válida para hacerlo. Este control, que hace unos meses se hacía de forma aleatoria, se aplica ahora a todos los pasajeros. Ya ayer había quejas de los usuarios y las empresas de transporte por las demoras generadas en una frontera por la que pasan unos 15.000 suecos y daneses cada día por razones laborales, según la Deutsche Welle.

La ministra sueca de Infraestructura, Anna Johansson, dijo que estos controles serán necesarios hasta que se llegue a una cantidad de solicitantes de asilo que permita a su país “ofrecerles algo más que alojamiento”. El gobierno sueco informó que cerca de 80% de los refugiados que recibió en 2015 no tenía documentos de identidad vigentes, y argumentó que esto supone un riesgo para la seguridad del país.

Estas modificaciones en Suecia afectan a Dinamarca, que es el punto de entrada continental al territorio sueco, al que llegan refugiados especialmente desde Alemania. El gobierno danés restablecía ayer una serie de controles que ya había utilizado antes en la frontera con Alemania.

“Hay un riesgo grave de que inmigrantes ilegales se queden en Dinamarca”, señaló ayer el primer ministro conservador danés, Lars Lokke Rasmussen, aclarando que este control no implica que vayan a ser rechazadas las peticiones de asilo.

Por su parte, el gobierno alemán advirtió ayer que blindar las fronteras nacionales no es la solución para la crisis de refugiados. “Necesitamos una solución en el ámbito europeo. La solución no la encontraremos en las fronteras nacionales entre un país A y un país B”, dijo el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert.

El rechazo a la política abierta a los refugiados que ha impulsado Angela Merkel recibió ayer también un ataque dentro de Alemania: el presidente de la Unión Socialcristiana de Baviera -la hermana bávara de la Unión Cristianodemócrata de Merkel-, Horst Seehofer, pidió que el gobierno establezca un tope de 200.000 refugiados por año. “Todo lo que supere ese límite es demasiado”, dijo al diario alemán Bild am Sonntag. Según datos revelados ayer por el diario Sächsische Zeitung, Alemania recibió en 2015 a más de un millón de demandantes de asilo.