La posibilidad de que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, se postulara a otro mandato en 2017 quedó descartada el 21 de setiembre. Ese día, durante un encuentro de organizaciones que impulsaban una campaña para habilitar su reelección, Correa, que lleva diez años en el gobierno, confirmó que esta vez no va a ser candidato.

“El 18 de agosto en redes sociales les dije que mi decisión está tomada. No es cobardía; sé que si fuera necesario estar en la papeleta, lo haría”, dijo Correa, según citó el diario ecuatoriano La Hora. El presidente argumentó que tiene “una deuda” con su familia. Antes había manifestado su intención de vivir en Bélgica, porque es el país de su esposa, Anne Malherbe, y porque sus hijas estudian en Francia. El gobernante consideró que “además hay cuadros de Alianza País que vencerán y continuarán con la revolución ciudadana”. Por eso llamó a sus seguidores a trabajar por la reelección, pero no “de una persona, sino por la reelección de la revolución ciudadana”. Los militantes lo escucharon y abandonaron la campaña de recolección de firmas.

El sábado, en otro encuentro oficialista, la Convención Nacional de Alianza País, fue elegida y proclamada la fórmula presidencial del partido. Está integrada por el ex vicepresidente Lenin Moreno (2007-2013) y el actual, Jorge Glas, que asumió en 2013.

Mientras se escuchaban gritos de “Lenin, presidente”, Moreno auguró “un futuro luminoso” para el país, aunque advirtió a los militantes que es necesaria la unidad ante las dificultades que puedan encontrar, porque “ya lo dijo Rafael: es un camino duro, duro, duro”.

El dirigente, según la crónica de la agencia de noticias Efe, abogó por ampliar la seguridad social para personas de la tercera edad, por poner la ciencia y la tecnología “al servicio de los más pobres” y por mejorar la situación de las personas con discapacidad. Esta última ha sido el área en la que más ha trabajado Moreno, con programas sociales que impulsaron su popularidad. Según recordaron las agencias Andes y AFP, durante el tiempo en que fue vicepresidente se hizo un primer diagnóstico de la población ecuatoriana con discapacidad y se implementaron varios planes para mejorar sus condiciones de vida.

El candidato oficialista, de 63 años, perdió la movilidad de las dos piernas en 1998, cuando sufrió un asalto y recibió un disparo que le causó daños en la médula. Desde entonces se desplaza en silla de ruedas. El incidente lo llevó también a dar charlas motivacionales y a escribir varios libros sobre el humor, al que considera una herramienta para superar el sufrimiento. “Cuando estás en una silla de ruedas no puedes ver para abajo sino para arriba y hacia adelante”, ha dicho Moreno. Las frases optimistas son recurrentes en su discurso.

Debido a su trabajo por los derechos de las personas con discapacidad recibió títulos honoris causa, su nombre fue promovido para el premio Nobel de la Paz en 2012, y al año siguiente, al dejar su cargo, fue nombrado enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas para las personas con discapacidad.

Su popularidad sigue siendo alta, y a primera vista, la fórmula elegida por Alianza País parece contar con buenas posibilidades electorales, a tal punto que el oficialismo se puede permitir pensar en una victoria en primera vuelta. Según una encuesta de la empresa Perfiles de Opinión, citada por el periódico El Universo, la intención de voto de Moreno es de 49% y la de su principal rival, el ex banquero Guillermo Lasso, que se postula por el movimiento Creo, es de 16%. Para ganar sin necesidad de balotaje se necesita reunir 40% de los votos y una ventaja de 10% respecto del siguiente candidato.

“Se hace mucha referencia a Nelson Mandela, a Pepe Mujica y, por supuesto, son ejemplos de vida. Yo creo que Ecuador tiene su ejemplo de vida para todos nosotros y es nuestro querido compañero Lenin Moreno”, decía hace un año y medio Correa. Su ex vicepresidente le respondía: “Lo mejor que le ha pasado al pueblo ecuatoriano es su revolución ciudadana, y lo mejor que le ha pasado a la revolución ciudadana es el liderazgo de Rafael Correa”. El sábado, se escucharon nuevos elogios cuando Correa, que termina su mandato con 58% de apoyo, dijo que “la revolución queda en las mejores manos”.