Cuando todavía se sentían en Haití las secuelas del terremoto de 2010, el país sufrió el martes el impacto del huracán Matthew, que dejó 61.000 desplazados, 750.000 damnificados y una cantidad de muertos que se actualiza cada día. Las autoridades establecían ayer el número en 372, pero rescatistas y autoridades locales estimaban que murieron entre 800 y 1.000 personas. En muchos casos las muertes fueron causadas por los ríos desbordados o por el impacto de árboles o construcciones destruidas.

Varias zonas del sur del país quedaron aisladas durante días a causa de las inundaciones y la ruptura de puentes, y recién el domingo comenzaba a llegar la ayuda humanitaria, a medida que el agua bajaba y las carreteras volvían a hacerse transitables. Los barrios de casas precarias no resistieron los vientos de 235 kilómetros por hora, y sus habitantes se quedaron sin vivienda. Falta agua potable, alimentos y refugio. Ayer, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidió a los países 119 millones de dólares para atender a los damnificados.

Según informó la agencia de noticias Efe, aunque el sur fue la región más afectada, los efectos de esta situación se extendían por el país. En el norte y el noreste comenzaban a escasear los alimentos y otros productos. Por eso cientos de haitianos cruzaban a República Dominicana para conseguir comida, medicamentos o velas, porque incluso ayer seguían sin energía eléctrica algunas zonas.

Pese a esta situación, se retomaron ayer las clases que habían sido suspendidas en la mayoría de las más de 300 escuelas que fueron afectadas por el huracán. El Ministerio de Educación recomendó a los maestros y directores que organizaran actividades acerca del impacto de los huracanes para informar al respecto y promover la solidaridad.

“El huracán Matthew ha resultado la mayor crisis humanitaria en Haití desde el terremoto de 2010 y ha ocurrido cuando el país afrontaba un creciente número de casos de cólera, así como inseguridad alimentaria y malnutrición”, manifestó la ONU. De acuerdo con UNICEF, Haití es uno de los países con mayor incidencia del cólera, y se estima que uno de cada tres afectados es un niño.

La presencia de la enfermedad en el país queda en evidencia en los números de Organización Panamericana de la Salud, según los cuales desde octubre de 2010 Haití reportó más de 790.000 casos de cólera y 9.300 muertes por ese motivo. El peor año fue 2011, con 300.000 casos de la enfermedad. Desde entonces, el cólera redujo su presencia y en 2016 se habían registrado 28.559 casos antes del paso del huracán, que agrava las malas condiciones sanitarias que enfrenta parte de la población. De acuerdo con datos de la ONU, 70% de los habitantes de las zonas más golpeadas por el huracán ya vivía en la pobreza y sólo 24% residía en áreas urbanas.

También la crisis política que atraviesa el país sufrió los efectos del huracán. Así como el terremoto de 2010 pospuso por meses las elecciones presidenciales de ese año, esta vez el huracán impidió que el domingo se repitieran los comicios de 2015, que habían sido anulados debido a irregularidades. Está pendiente que esta semana se anuncie una nueva fecha para la votación, pero las autoridades están enfocadas en atender la emergencia. Declararon el “estado de catástrofe” y decretaron tres días de luto, desde el domingo hasta hoy.