Esta semana comenzó la etapa previa a la segunda evaluación del programa de rescate a Grecia con el trabajo de los equipos técnicos de los cuatro acreedores: la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad y el Fondo Monetario Internacional. En esta instancia se debe verificar que Grecia haya cumplido con 45 de los requisitos exigidos por los acreedores para entregarle la segunda parte del dinero. Esos requisitos incluyen la reforma laboral y algunas privatizaciones y ejecuciones hipotecarias. Además, los acreedores evaluarán el presupuesto del gobierno griego para el trienio 2017-2020.

El gobierno de Alexis Tsipras quiere que esta segunda instancia de evaluación se termine antes de noviembre para que pueda empezar a negociarse la reducción de la deuda que mantiene Grecia con acreedores de préstamos a los que recurrieron administraciones anteriores a la suya. Los acreedores buscan postergar ese debate, pero Tsipras asegura que corresponde que se analice ahora porque forma parte de los compromisos que ellos asumieron al forzar a Grecia a aceptar el crédito.

La postura de Tsipras fue respaldada este fin de semana por su partido, Syriza, que el domingo lo reeligió como su líder con 93,5% de los votos. En el congreso de Syriza, Tsipras se comprometió a batallar por una reestructuración de la deuda y a defender los derechos de los trabajadores.

Este fue el segundo congreso de Syriza desde su fundación oficial como partido y el primero desde que está en el gobierno. Allí, unos 2.800 delegados discutieron sobre el rumbo que tiene que seguir el partido y buscaron redefinir sus líneas políticas para que estas comprendan las decisiones que ha tenido que tomar en el gobierno, algunas de ellas muy poco populares.

En su declaración final, Syriza se reivindica como una fuerza de izquierda y al mismo tiempo justifica la aceptación del rescate. El partido reconoce que cuando llegó al gobierno, en enero de 2015, tenía objetivos que fueron “muy difíciles de alcanzar a causa de la situación financiera extremadamente difícil” que atravesaba el país. Ante esa situación defiende la negociación con los acreedores, el referéndum del 5 de julio de 2015 -en el que ganó la opción de rechazar un tercer rescate- y la firma del tercer rescate. Por otra parte, en el documento Syriza propone reformas estatales para fortalecer al Parlamento como órgano de contralor del Ejecutivo y modificar la administración pública con el fin de “ponerla al servicio de la sociedad”.

En el encuentro se advertía el malestar por la contradicción entre ser un partido de izquierda y tener que imponer políticas de austeridad, tal como ha tenido que hacer Syriza para recibir el tercer rescate, informó la agencia de noticias Efe. Si bien no hubo cuestionamientos duros al gobierno, algunos delegados criticaron decisiones que fueron defendidas por los ministros presentes en el lugar. Pese a esos roces, Syriza sale de su congreso reforzado y unido, dijo al diario madrileño El País uno de sus más antiguos líderes, Dimitris Papadimoulis, uno de los vicepresidentes del Parlamento Europeo.

Para el partido, esto es positivo no sólo de cara a las negociaciones de la deuda sino también a la hora de enfrentar las críticas que recibe Syriza dentro de Grecia. La popularidad del partido gobernante tuvo una caída que impediría su continuidad en el gobierno si las elecciones fueran convocadas ahora.

Las principales críticas surgieron por el reordenamiento de los canales privados de televisión. La mayoría de estos son contrarios a Syriza, que a su vez los responsabiliza por su complicidad con los gobiernos anteriores, la cual, afirma, los ha llevado a ocultar casos de corrupción o incluso involucrarse en estos. Varios canales estaban operando con licencias caducadas y en agosto el gobierno redujo el número a cuatro señales cuyos proyectos fueron habilitados mediante una subasta. La decisión debe ser ratificada por el Consejo de Estado, la máxima instancia judicial del país.

Otra de las reformas que intentó llevar adelante Syriza también generó críticas, en este caso de su principal aliado, el partido Griegos Independientes, que le da la mayoría parlamentaria necesaria para continuar en el poder. Syriza impulsó en las escuelas la sustitución de la asignatura catequesis por otra que enseñara sobre religiones en un sentido más amplio. El clero y Griegos Independientes se opusieron a esta iniciativa, que finalmente fue retirada por el partido de izquierda.