Park Geun-hye, la presidenta de Corea del Sur, puso su cargo a disposición del Parlamento mientras enfrenta un escándalo de corrupción que redujo su apoyo a 4%, el porcentaje más bajo que ha tenido un gobernante en su país. Si bien anunció que va a dejar el poder antes de que termine su mandato, Park dijo en un discurso emitido por la televisión que será el Parlamento el que defina el cronograma para su salida del cargo. “Le está pasando la pelota al Parlamento cuando podría simplemente renunciar”, dijo el legislador opositor Park Kwang-on a la agencia de noticias Reuters.

Los problemas de Park comenzaron cuando se acusó de irregularidades a una amiga suya, Choi Soon-sil, que no tiene ningún cargo pero es sospechosa de haber utilizado su influencia en la gobernante para su propio beneficio. De acuerdo con las denuncias, Choi extorsionó a empresas para conseguir sumas de las cuales se apropió en parte, por ejemplo.

El caso causó indignación y desde hace semanas se reiteran las protestas masivas y pedidos de renuncia de la presidenta, cuyo partido ya había perdido en abril la mayoría parlamentaria. Si Park sigue en el poder, no puede ser juzgada, porque cuenta con inmunidad. Ayer la presidenta dijo que está dispuesta a colaborar con una investigación sobre su actuación. Sin embargo, como un día antes se había negado a ser interrogada por la Justicia -que la investiga porque la Fiscalía la considera cómplice de Choi- sus declaraciones fueron interpretadas como una voluntad de colaborar con otro tipo de investigación, una que lleve adelante el Parlamento, por ejemplo, informó la agencia de noticias Efe. Por su parte, los partidos opositores ya iniciaron un proceso de impeachment contra Park, la primera presidenta mujer que tuvo el país, que podría convertirse también en la primera gobernante surcoreana en ser destituida.