El gobierno alemán considera “muy probable” que el tunecino Anis Amri sea “el autor” del ataque en Berlín el lunes, en el que un camión avanzó sobre una multitud, mató a 12 personas y dejó decenas de heridos. Además, las autoridades alemanas consideran que Amri es responsable del asesinato del conductor del camión, el polaco Lukasz Urban. Según sus familiares y la Policía, Urban fue golpeado y apuñalado cuando le robaron el camión y después otra vez cuando intentaba evitar el ataque. Finalmente, fue asesinado con un disparo de un arma de bajo calibre.

El ministro del Interior, Thomas de Maizière, dijo ayer que las huellas del tunecino fueron encontradas en la cabina del camión, una de ellas en la puerta del lado del conductor. Esto se suma a sus documentos, que habían sido encontrados dentro del vehículo. Como parte de la búsqueda de Amri, se hizo un allanamiento en un centro de refugiados en la localidad de Emmerich, en Renania del Norte-Westfalia. Por su parte, la Fiscalía alemana ofreció una recompensa de hasta 100.000 euros para quienes brinden información sobre su paradero y emitió una orden de detención que rige en toda Europa.

Algunas de estas novedades se conocieron después de una reunión entre la canciller Angela Merkel, Maizière y otros jerarcas vinculados a la investigación. Tras el encuentro, Merkel pidió la pronta detención de Amri, defendió la necesidad de mantener una sociedad abierta y aseguró: “Los valores de la democracia y del Estado de derecho están de nuestro lado”.

Otras autoridades han pedido que no se condene de antemano a Amri. El jefe del grupo de ministros del Interior de los 16 lands alemanes, Klaus Bouillon, dijo que a veces los terroristas pueden dejar documentos de otras personas para “propagar el temor y predisponer a la opinión pública en contra de los refugiados”. Sin embargo, en el caso del ataque en Niza en las celebraciones por la toma de la Bastilla, el 14 de julio, los documentos que estaban en el vehículo eran los del autor del atentado.

Anis Amri tiene 24 años y en 2011, durante las revueltas en los países africanos conocidas como “primavera árabe”, dejó su Túnez natal rumbo a Italia. En este país estuvo preso durante cuatro años por haber incendiado un colegio, según dijeron sus familiares, desde Túnez, a periodistas europeos. Su hermano Waild dijo a la agencia de noticias Reuters que Amri rezaba “sin prestar mucha atención a la religión”, pero luego de estar en prisión “se radicalizó”. Después de que salió en libertad, las autoridades emitieron una orden de deportación en su contra, informó la agencia de noticias Ansa, pero la documentación necesaria para ejecutarla no llegó desde Túnez, por lo que pudo mantenerse en el país. A mediados de 2015 llegó a Alemania y pidió asilo, pero se lo negaron.

Según el canal público de televisión de Renania del Norte-Westfalia, Amri estuvo en contacto con un destacado miembro de un colectivo radical salafista en la región.

Amri tenía una orden de detención en su contra emitida por la Policía de Túnez por su supuesta vinculación con un asalto. Además, en marzo la Fiscalía de Alemania ordenó que fuera vigilado porque una agencia de seguridad alertó que podía estar preparando un robo para comprar armas automáticas que utilizaría en un ataque en el futuro. En setiembre se terminó la vigilancia porque no había pruebas para continuarla.

Además, Amri era vigilado a distancia por Estados Unidos, porque buscó en internet información sobre la fabricación de artefactos explosivos y se comunicó al menos una vez con el grupo jihadista Estado Islámico mediante Telegram, informó el diario estadounidense The New York Times.

También Alemania emitió una orden de deportación en su contra, pero sucedió lo mismo que en Italia: Túnez no envió los documentos necesarios para que se ejecutara la orden. Estos recién llegaron el miércoles, dos días después del atentado.