La noticia del acuerdo entre las milicias opositoras y las fuerzas gubernamentales fue confirmada por distintas partes, pero, hasta ayer, el gobierno del presidente Bashar al Assad guardaba silencio. Uno de los primeros en ratificar la existencia de este pacto, que pondría fin a casi seis años de sangrientos combates en Alepo, fue el embajador de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Vitaly Churkin, durante una reunión especial del Consejo de Seguridad.

Unos minutos antes, el diplomático de Rusia -país que respalda a Al Assad- había asegurado que la ofensiva allí terminaría en “cuestión de horas”. Aclaró, además, que no iba a ser necesaria una operación militar, ya que la oposición armada se estaba retirando por su cuenta por corredores acordados hacia zonas que ellos habían elegido. Según esta organización, el proceso fue facilitado por Rusia y Turquía, una información que después ratificó el portavoz de la cancillería turca, Hüseyin Müftüoglu.

Por su parte, el líder del opositor Ejército Libre Sirio, Ahmed Berri, dijo ayer a la agencia de noticias Efe que se logró un acuerdo para que los civiles sean evacuados primero y los combatientes después. De acuerdo con el presidente de la opositora Agrupación Fastaqim, Zakaría Malahifyi, la evacuación comenzará hoy mismo.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización civil opositora con sede en Londres y con informantes en Siria, dijo ayer que el pueblo de Al Atareb, al suroeste de Alepo, y otras localidades de la zona ya se están preparando para recibir a miles de combatientes y a sus familias. También informó que, hasta el momento de la evacuación, los milicianos opositores se encontraban “acorralados” en una superficie de tres kilómetros cuadrados en el sureste de la ciudad.

En tanto, el Departamento de Estado estadounidense dijo que no pudo “verificar la veracidad” del alto el fuego en Alepo, pero que, si es cierto y permite salir con seguridad a las personas que viven allí, “le darían la bienvenida”.

El Ejército sirio empezó la ofensiva para conquistar el este de Alepo -que estaba en manos opositoras- el 15 de noviembre. Según el observatorio sirio, 1.392 personas murieron desde ese día, entre civiles, opositores y soldados de Al Assad.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo ayer que hay “informaciones creíbles” de que miles de civiles en Alepo estaban muriendo en bombardeos y ejecuciones sumarias a manos de fuerzas sirias y sus aliados. Incluso, un comunicado de la ONU divulgado horas antes acusaba al Ejército de estar cometiendo en esa ciudad una “masacre”. Esta información fue rechazada ayer por Churkin, quien lo atribuyó a “noticias falsas” y “propaganda”.

Mediante su enviado para Siria, Staffan de Mistura, la ONU reclamó anoche el acceso inmediato a la zona este de Alepo para poder verificar el fin de las operaciones militares y las evacuaciones. De Mistura dijo que, según las últimas cifras, en esa zona quedaban unos 1.500 milicianos opositores y menos de 50.000 civiles.

El cese del fuego en Alepo es un mojón importante en el camino hacia la paz en Siria, pero no implica el fin de la guerra. El alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra’ad al Hussein, dijo en un comunicado que se está “lejísimos del final” del conflicto y que el saldo en Alepo es el de una ciudad “destruida” y con una cifra de muertos “tan aterradora” que “no puede medirse”. Sin embargo, líderes y organizaciones internacionales manifestaron su esperanza de que sirva como primer paso para volver a la mesa de negociaciones en Ginebra.