En una decisión que algunos calificaron de tardía, pero no por eso menos contundente, el gobierno de Estados Unidos sancionó a Rusia con una batería de medidas por su supuesta interferencia en las elecciones presidenciales que dieron la victoria a Trump. La administración de Obama dijo que las sanciones también responden al incremento, en los últimos cuatro años, de un “patrón de acoso” a sus diplomáticos en Rusia que incluye paradas arbitrarias de la Policía, agresión física y la difusión de datos sobre funcionarios estadounidenses que residen allí, según se lee en el comunicado oficial.

El Departamento de Estado declaró personas non gratas a 35 diplomáticos rusos, y les dio 72 horas para abandonar Estados Unidos, debido a que están “actuando de una manera que no es coherente con su estatus diplomático o consular”. El organismo también informó que prohibirá el acceso de personal de Rusia a dos complejos recreativos que ese país tiene en Estados Unidos.

A su vez, el gobierno estadounidense decretó sanciones económicas contra tres empresas rusas dedicadas a la seguridad cibernética -a las que acusa de proveer las herramientas para los ataques- y dos agencias de inteligencia: el Departamento Central de Inteligencia y el Servicio Federal de Seguridad de Rusia.

También se les congelaron los bienes a cuatro altos funcionarios de inteligencia rusos y a dos hombres acusados de apropiación indebida de fondos y de datos personales mediante ataques informáticos.

“Esas acciones no son la suma total de nuestra respuesta a las actividades agresivas de Rusia”, advirtió Obama en una declaración divulgada por la Casa Blanca, dejando claro de esa manera que su gobierno prevé más sanciones contra Moscú. El mandatario agregó que algunas “no se harán públicas” y, aunque no dio detalles sobre fechas, es previsible que tengan lugar antes de que termine su mandato el 20 de enero.

Por otro lado, Obama informó que su gobierno entregará al Congreso en los próximos días un informe elaborado por el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional sobre “los esfuerzos de Rusia para interferir” en las elecciones, así como sobre su “actividad cibernética maliciosa” relacionada con votaciones anteriores.

Las sanciones fueron percibidas por Rusia como un intento de la administración de Obama de dañar las relaciones bilaterales a pocos días de que asuma Trump la presidencia. “Esos pasos unilaterales persiguen el objetivo de perjudicar las relaciones y dificultar su restablecimiento en el futuro”, dijo Konstantin Dolgov, representante del Kremlin para Derechos Humanos, Democracia y Estado de Derecho. Además, el funcionario ruso acusó al gobierno estadounidense de “haber perdido el norte” con su “histeria sancionadora” contra Rusia.

La respuesta del portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, fue un poco más fuerte. Dijo que Vladimir Putin se reserva el derecho de responder a las decisiones estadounidenses con medidas que respetarán el principio de “reciprocidad”. Agregó que el presidente ruso no responderá “inmediatamente”, pero adelantó que las medidas causarán “notables molestias” a Estados Unidos.

El anuncio de ayer pone en una situación incómoda a Trump, que siempre negó la interferencia de Rusia en las elecciones y que unas horas antes de que se conocieran las sanciones pidió a la Casa Blanca que presentara “pruebas claras” de la injerencia. El miércoles, consultado sobre la posibilidad de que Obama tomara medidas contra Rusia, el presidente electo respondió: “Creo que debemos seguir con nuestras vidas”.