La periodista Carmen Aristegui y la revista Proceso, ambas mexicanas, denunciaron -a días de la visita del papa Francisco, que llega a México el viernes- que el matrimonio entre el presidente Enrique Peña Nieto y la actriz Angélica Rivera, celebrado en 2010, tuvo un trasfondo de irregularidades en el ámbito eclesiástico.

La actriz tuvo una relación con José Alberto Castro, el hermano de Verónica Castro, que era productor en Televisa, el canal donde trabajaba Rivera. El casamiento entre ambos fue en 2004 y tuvo dos ceremonias: el casamiento en Ciudad de México y una ceremonia de agradecimiento y bendición en Acapulco que fue oficiada por José Luis Salinas, conocido en México como “el sacerdote de las estrellas”.

El matrimonio se divorció en 2008 y sólo unos meses después Peña Nieto, cuyo nombre ya se manejaba para la presidencia, anunció que estaba en pareja con Rivera. La actriz acudió a la Arquidiócesis de Ciudad de México para pedir la anulación del matrimonio religioso, que le fue otorgado porque, según informes oficiales de la iglesia, la ceremonia en Acapulco, posterior al casamiento, fue oficiada irregularmente por Salinas, quien no estaba habilitado para llevarla adelante. Rivera dijo que estaba sorprendida aunque contenta, porque de esa forma podría casarse con Peña Nieto por iglesia. Sin embargo, su ex marido sostuvo que el matrimonio sí fue válido porque no se realizó en Acapulco sino en Ciudad de México, y en el mismo sentido se manifestó el cura que los casó allí, Ramón García López.

La arquidiócesis prohibió a Salinas ejercer de cura por supuestamente haber oficiado un casamiento pese a no estar habilitado. Esto generó varias protestas de otros curas, que aseguraron que la arquidiócesis recibió presiones para anular el matrimonio de Rivera.