El primer ministro británico, David Cameron, publicó ayer sus registros tributarios de los últimos seis años para tratar de poner fin a los cuestionamientos sobre su fortuna personal, después de que se diera a conocer que tuvo acciones en una empresa offshore de su padre, Ian, fallecido en 2010. El sábado, el líder conservador reconoció que gestionó mal este asunto -porque inicialmente negó tener intereses en paraísos fiscales y después reconoció que tuvo acciones en las Bahamas, aunque sujetas a los impuestos de Reino Unido-, lo que despertó más críticas en la oposición y generó el rechazo de centenares de personas, que se manifestaron en el centro de Londres para pedir su renuncia.

Cameron también anunció ayer la creación de un nuevo grupo de trabajo para investigar casos de evasión de impuestos y lavado de dinero, que estará dirigido por Hacienda en conjunto con la Agencia Nacional contra el Crimen de Reino Unido.

Los documentos divulgados por el primer ministro muestran que en el último período fiscal, de 2014 a 2015, pagó más de 100.000 dólares en impuestos con ingresos de casi 300.000, que incluyen su sueldo como jefe de gobierno, un aporte del Partido Conservador y el alquiler de su casa familiar. Aunque los datos no muestran ingresos “dudosos”, los medios británicos cuestionaron ayer dos pagos de más de 100.000 dólares que le hizo su madre, Mary Cameron, en 2011. El gobierno argumentó que esos fueron “regalos” que le hizo para equilibrar el patrimonio entre el primer ministro y su hermano mayor, quien unos años antes se había quedado con la casa de la familia.

El líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, acusó a Cameron de “engañar” a los británicos con sus declaraciones hasta que Cameron admitió, finalmente, que estaba vinculado con la offshore de su padre. Entrevistado ayer por la BBC, Corbyn pidió que se obligue a todos los políticos a publicar sus declaraciones fiscales.