Correa anunció aumentos impositivos y contribuciones con el objetivo de reconstruir las zonas afectadas por el terremoto. El mandatario dijo que, aunque todavía no se conocen los datos definitivos de los costos, cree que podrían ser de alrededor de 3.000 millones de dólares. “Si estoy en lo cierto, esto significa cerca de 3% de pérdida del PBI [Producto Bruto Interno]”, dijo el miércoles en un discurso televisado a la nación.

Para enfrentar estas pérdidas, el gobierno recurrirá a los tributos. El Impuesto al Valor Agregado será aumentado dos puntos porcentuales (de 12% a 14%) durante un año. Otros dos impuestos serán aumentados solamente para el próximo pago: 3% el que grava las ganancias empresariales (de 15% a 18% para la mayoría de los sectores) y 0,9% el que grava a los patrimonios mayores al millón de dólares. Además, quienes ganan más de 1.000 dólares mensuales tendrán que aportar un día de sueldo de forma proporcional a sus ingresos: “Si se gana 1.000 [dólares] se contribuirá un día, tan sólo un mes; si se gana 2.000, un día durante dos meses; hasta quienes ganamos más de 5.000, que contribuiremos un día durante cinco meses”, explicó Correa.

“Los problemas estructurales no se resuelven con acciones espontáneas temporales o con mayor generosidad de unos o de otros. [...] Por eso hemos tenido que planificar medidas que permiten canalizar de mejor manera la solidaridad y la acción colectiva para enfrentar estos momentos tan difíciles”, argumentó. El presidente de Ecuador dijo que estas medidas “excepcionales” y “temporales” son necesarias ante “la magnitud y lo inesperado del gasto”. A la vez, adelantó que el gobierno no descarta la “posibilidad de colocar bonos [de deuda] en el mercado internacional” y que tiene planificadas otras medidas. Recordó también que el Parlamento analiza una reforma tributaria que hace unos días envió el Ejecutivo. “Hemos llorado a nuestras víctimas y hay que seguirlas llorando, pero, insisto, que esas lágrimas fertilicen el suelo del futuro”, sostuvo.

Correa, que en los últimos días visitó las zonas afectadas, dijo que muchas personas podrían haberse salvado si los edificios hubieran respetado las normas de construcción, endurecidas después del terremoto de Haití de 2010. “Es una oportunidad para planificar mejor nuestras ciudades”, agregó.

En tanto, miles de personas que viven en las zonas más golpeadas por el desastre se quejaron ayer de no haber recibido la ayuda humanitaria, e hicieron énfasis especialmente en la falta de agua y comida. Según Correa, el problema no es la carencia de ayuda sino las fallas en el sistema de distribución. “Corren rumores de que falta el agua [...] ¡El agua sobra! El problema es la distribución”, reconoció, a la vez que prometió solucionar el inconveniente lo antes posible.