Antes de cumplir 20 días como presidente interino de Brasil, Michel Temer perdió un segundo integrante de su gabinete. Esta vez fue el ministro de Transparencia, Fabiano Silveira, que presentó su dimisión después de que se conociera una grabación en la que se refiere al caso Petrobras y dice acerca de la Fiscalía: “Están perdidos con esa cuestión”. En la conversación, además, el ministro sugiere líneas de defensa a dos políticos que aparecen involucrados en esa red de corrupción: el presidente del Senado, Renan Calheiros, y el ex presidente de una unidad de Petrobras (Transpetro) Sérgio Machado. Este último grabó diálogos con distintos políticos para aportar información a la Justicia a cambio de un trato favorable para sí mismo.

Silveira dijo que la conversación con Calheiros y Machado fue informal, y que no hizo gestiones ni interfirió ante instituciones públicas para favorecerlos. Sin embargo, debió seguir los pasos del titular de Planificación, Romero Jucá, que la semana pasada dejó el cargo cuando se conoció una conversación, grabada meses atrás, en la que le decía a Machado que tenía que haber un juicio político contra Dilma Rousseff y que era necesario un cambio de gobierno para detener “esta sangría”, en aparente referencia a la cantidad de políticos involucrados en el caso Petrobras.

A las grabaciones que hicieron caer a dos ministros se sumó otra noticia que levantó sospechas sobre el propio Temer. Según publicó O Estado, el hijo menor del presidente, Michelzinho, de siete años, recibió de su padre propiedades por más de 500.000 dólares en San Pablo. De acuerdo con el periódico, la asesoría de prensa de Temer manifestó que el regalo fue “una especie de anticipación de herencia”, algo que también recibieron las hijas mayores del presidente.