Todo el arco político argentino se apresuró ayer a condenar la actuación del ex secretario de Obras Públicas y ex número dos de Julio de Vido en el Ministerio de Planificación, José López, quien fue detenido mientras dejaba unos ocho millones de dólares en el monasterio Nuestra Señora de Fátima. Según el jefe de Gabinete, Marcos Peña, López estaba intentando “esconder” ese dinero. En una conferencia, Peña también dijo que “no era una persona menor, sino quien fue secretario de Obras Públicas”, donde, como mínimo, hubo “enormes problemas de transparencia” y, como máximo, “corrupción”.

El operativo policial que derivó en la detención de López se realizó a partir de una llamada en la que un vecino denunció que vio a un hombre saltar un muro para entrar al monasterio, donde viven cuatro monjas, informó el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo. López fue detenido originalmente porque tenía un arma de fuego, pese a que su permiso de porte está vencido, pero después pasó a ser investigado por la Justicia por presunto enriquecimiento ilícito. Ritondo agregó que López “intentó sobornar” a los policías y que “les dijo a las monjas que la Policía les quería robar la plata que había llevado para donar”. Además, dijo que “las monjas y los vecinos” le plantearon que al monasterio iban muchos funcionarios del gobierno anterior. Una de las monjas contó a la radio La Red que conocía a López porque había ido al monasterio en otras ocasiones y que, antes de que lo detuvieran, le dijo: “Yo robé dinero para venir a ayudar acá”.

La noticia generó múltiples reacciones en el ámbito político, incluso en el kirchnerismo. La ex diputada Gabriela Cerruti dijo que estos eventos le generan “asco”, “tristeza y bronca”, mientras el diputado José Ottavis lamentó: “¿Saben por qué perdimos las elecciones? Por los José López”.