Más de 13 millones de personas estaban convocadas a votar ayer en las elecciones para las alcaldías de Italia, en una votación que además representaba una instancia decisiva para conocer la popularidad del gobierno de Renzi. El primer ministro no pasó por las urnas antes de llegar al cargo porque asumió debido a la renuncia de Enrico Letta. Sin embargo, Renzi dijo días atrás que el resultado de las elecciones no dará “ninguna señal política” para su gobierno y agregó: “El voto es para elegir a los alcaldes, punto”. Sí considera una instancia clave para su gobierno el referéndum sobre la reforma constitucional prevista para octubre, que entre otras cosas elimina el Senado. Renzi ya dijo que si su propuesta fracasa presentará su renuncia.

Una de las principales dificultades para el Partido Democrático (PD) de Renzi es Roma. El PD ha gobernado la capital italiana durante los últimos 22 años -excepto en el período 2008-2013- y si bien su candidato, Roberto Giachetti, aparece en los primeros lugares de las encuestas, no es claro favorito. Cuando los sondeos dejaron de publicarse eran liderados por la candidata del Movimiento 5 Estrellas, Virginia Raggi. Si la abogada de 37 años gana, será la primera vez que el movimiento fundado por el cómico Beppe Grillo logre gobernar una gran ciudad italiana.

Así como Giachetti propone crear un grupo de trabajo para tapar los pozos de las calles romanas, Raggi propone formar uno para la adjudicación de los contratos públicos, con el objetivo de terminar con la corrupción. Tanto en Roma como en otras ciudades el Movimiento 5 Estrellas propone programas de respaldo económico para las personas con menos recursos y la convocatoria a un referéndum sobre si Italia debe continuar en la zona euro.

Más abajo en los sondeos aparece la derecha, que se presenta dividida a estas elecciones. El partido Forza Italia del ex primer ministro Silvio Berlusconi apoya al millonario Alfio Marchini, mientras que la Liga Norte apoya a Giorgia Meloni, que ha centrado sus discursos en oponerse a la migración. “Si tu cultura es contraria a mis reglas y a mi civilización milenaria, o modificas tu cultura y dejas que la capital te acoja, o no hay lugar para ti”, dijo en un acto de campaña.

También está presente en las elecciones romanas la extrema derecha, de la mano de Alfredo Iorio, con un fuerte discurso contra la inmigración que, asegura, amenaza la supervivencia de Roma y su cultura.

Se prevé muy poca participación de los votantes en Roma, ya que el tradicional desencanto con la clase política italiana ha aumentado exponencialmente después de que en octubre el anterior alcalde, Ignazio Marino, se viera obligado a dejar el cargo por la renuncia de todos los concejales del Ayuntamiento. Desde entonces Roma es gobernada por una junta gestora, pero hay muchos reproches por cómo esta ha manejado temas clave como la recolección de la basura o el transporte público.

También en otras grandes ciudades como Milán, Nápoles y Turín el conteo de votos será seguido con atención. En Nápoles se da también un enfrentamiento clave para el PD. Allí el alcalde, Luigi de Magistris, busca mantener su cargo. Se trata de un político independiente que recibió respaldo de la vieja guardia del PD, que se opone a Renzi. Su principal contendiente también es del PD. Se trata de Valeria Valente, que representa a los sectores que buscan la renovación del partido, que recibió el apoyo de Renzi y que fue electa en las primaras como la candidata del partido en Nápoles.

Milán y Turín son de las pocas ciudades que no presentan dificultades para el PD. En Milán el candidato del PD, Giuseppe Sala, recibió el apoyo del partido y de Renzi y es favorito para ganar las elecciones. En la misma posición se encuentra el candidato en Turín, Piero Fassino, con la diferencia de que él ya es alcalde de la ciudad.

Según las previsiones, muchos de los candidatos no lograrán superar el 50% de votos que se requiere para evitar la segunda vuelta, y por lo tanto es probable que varios ciudades elijan su alcalde el domingo 19.