Una semana después de que Omar Mateen matara a 49 personas con un rifle y una pistola en una discoteca gay de Orlando, el Senado de Estados Unidos rechazó cuatro medidas que hubieran restringido la venta de armas en el país. Dos de las propuestas presentadas -una demócrata y una republicana- buscaban impedir que personas investigadas por terrorismo pudieran comprar armas, aunque diferían en la forma. La que presentaron los demócratas otorgaba ese poder al gobierno y la que respaldaron los republicanos lo dejaba en manos de la Justicia. Los republicanos argumentaron que el gobierno no puede negarle a alguien un derecho constitucional, y los demócratas respondieron que dejarlo a cargo de los jueces haría la medida poco efectiva.

Las otras dos iniciativas que fracasaron fueron una demócrata que obligaba a analizar los antecedentes de quienes compran armas en internet o en ferias, y una republicana que pretendía dotar de más fondos al departamento encargado de analizar estos antecedentes y que tomaría más en cuenta el estado mental del comprador.

El rechazo de estas propuestas por parte del Senado, de mayoría republicana, generó reacciones entre los demócratas. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo ayer que el Senado “le falló al pueblo estadounidense” en una “vergonzosa exhibición de cobardía”. Obama agregó en Twitter: “La violencia de las armas requiere más que momentos de silencio. Requiere acción”. El portavoz del mandatario, Josh Earnest, también condenó la decisión del lunes: “Los republicanos se pasaron la semana pasada diciendo ‘extremismo radical islámico’ a quien quisiera escuchar [...] Pero cuando llega el momento de evitar que esos extremistas puedan entrar a una tienda de armas y comprarlas, están ausentes. No harán nada al respecto porque le tienen miedo a la Asociación Nacional del Rifle. Es vergonzoso”. La candidata presidencial Hillary Clinton, por su parte, emitió un comunicado que decía “¡Basta!”, seguido de los nombres de las 49 víctimas de Orlando.