“He decidido ser candidato a las elecciones presidenciales de 2017. Siento que tengo la fuerza para librar esta batalla en un momento tan problemático de nuestra historia”, escribió ayer el ex presidente francés Nicolas Sarkozy en las redes sociales. El texto es una cita del prólogo de Todo por Francia, un libro que Sarkozy lanzará mañana y que, según adelantó, contiene una “referencia” a lo que serán sus “acciones futuras”. La decisión no sorprendió a nadie: desde hace meses Sarkozy da pistas sobre su voluntad de volver a la presidencia. Ayer abandonó el cargo de líder del partido de derecha Los Republicanos para dedicarse a la carrera electoral.

El libro con el que formalizó su candidatura no presenta un “programa detallado de gobierno”, según explica Sarkozy en la introducción, y gira en torno a cinco “desafíos” que serán la base de su campaña: la verdad, la identidad, la competitividad, la autoridad y la libertad. En las últimas semanas, el ex presidente ya había adelantado que la identidad y la seguridad serían pilares de su campaña en una lucha por arrebatar votantes a la extrema derecha, que es representada por el Frente Nacional y está ganando terreno.

En declaraciones al diario Le Monde, por ejemplo, Sarkozy insistió en la necesidad de “adaptar el Estado de derecho” a la lucha contra el terrorismo. En otra entrevista, publicada por el semanario conservador Valeurs Actuelles, se mostró favorable a ampliar la prohibición del velo a las universidades y a las empresas -actualmente rige para escuelas y liceos- y poner fin a los menús alternativos sin cerdo en las cantinas escolares para los niños musulmanes.

Mientras los medios franceses se enfocaban en el anuncio de Sarkozy, el presidente francés, François Hollande, evitó pronunciarse al respecto. “No hablaré aquí de la candidaturas, sobre todo en este contexto”, dijo Hollande, que estaba participando en un encuentro con los gobernantes de Alemania e Italia para preparar la cumbre de la Unión Europea.

Con el anuncio de Sarkozy, aumenta a 13 la lista de candidatos a las primarias de la derecha francesa, que se realizarán del 20 al 27 de noviembre. El ex presidente ocupa el segundo puesto en todos los sondeos de intención de voto, que son encabezados por el ex primer ministro Alain Juppé prácticamente desde que lanzó su campaña.

Juppé, uno de los candidatos más moderados de la derecha, intenta seducir a los votantes decepcionados con la izquierda francesa mediante un programa con un “rostro más humano”.

Las encuestas ubican en tercer lugar a François Fillon, ex primer ministro en el gobierno de Sarkozy. Fillon se presenta como un candidato “de ruptura” con un paquete de propuestas que la prensa francesa califica de “thatcherianas” y que, entre otras cosas, incluyen un recorte de 110.000 millones de euros en el gasto público, el aumento de la edad mínima de jubilación a 65 años -actualmente es de 60- y un regreso a las 39 horas laborales.