Agosto ha sido un mes negro para la política brasileña, recuerdan varios medios brasileños en estos días. El 24 de agosto de 1954 se suicidó el presidente Getúlio Vargas y el 25 del mismo mes, pero de 1961, Jânio Quadros renunció a la presidencia denunciando presiones de “un Congreso de inmorales”. En el mismo mes, pero de 2014, murió el entonces candidato presidencial Eduardo Campos en un accidente aéreo; su abuelo, Miguel Arraes, un referente de la izquierda brasileña, también murió en agosto, pero de 2005.

Agosto de 2016 amenaza con convertirse en una nueva marca en la política brasileña. Se prevé que en la madrugada del último día del mes se vote el juicio político contra Rousseff. Tras esa instancia, la mandataria podría ser alejada definitivamente del cargo y quedar inhabilitada para presentarse a elecciones durante ocho años, o recuperar la presidencia, aunque esta opción parece menos probable.

Según los sondeos realizados por algunos diarios brasileños entre los senadores, habrá entre 48 y 52 votos a favor de la destitución de Rousseff -son necesarios 54 votos- y entre diez y 15 en contra. Tanto los diarios como el gobierno interino se muestran optimistas; sin embargo, el actual Ejecutivo ha mantenido reuniones en estos días para intentar convencer a más senadores de que voten contra Rousseff. Entre estas, hubo un encuentro con el presidente del Senado, Renan Calheiros, quien ha dicho públicamente que no participará en la votación, algo que puede hacer por el cargo que ocupa.

“Hoy [por ayer] comienza la semana de la vergüenza nacional. En ella, senadores que deberían preocuparse por el futuro de la nación van a castigar de manera cobarde a una persona contra la que no existe ninguna prueba. Que quede bien claro que al hacer eso [...] están cesando los votos de las personas que eligieron” a Rousseff, aseguró ayer Lula. Lo hizo en un discurso pronunciado durante un acto contra el juicio político convocado por distintas agrupaciones sindicales del sector metalúrgico, el ámbito desde el cual Lula surgió como figura política, en Río de Janeiro. En un acto previo, que tuvo lugar el miércoles en Mato Grosso do Sul, Lula dijo que Temer tiene condiciones para ocupar el cargo, pero “debe llegar por medio del voto”. “Perdí tres elecciones y no me quedé llorando”, recordó el ex presidente, “ellos no aceptaron la derrota” de octubre de 2014, agregó, en referencia a la oposición, que respalda al gobierno de Temer.

No sólo Lula participó en actos contrarios al impeachment, también lo hizo la propia Rousseff. En el “Acto en defensa de la democracia” convocado la noche del miércoles en Brasilia, la mandataria dijo que es necesario tener “esperanza” y saber que “va a ser necesario seguir luchando”, más allá del resultado de la votación. Al igual que Lula, Rousseff se refirió al juicio político como un “golpe” de Estado. La presidenta estuvo en otro acto, el martes, en el que aseguró que no renunció porque “existen espacios democráticos” en Brasil, y agregó: “Ellos [en referencia a la oposición] no me obligaron a renunciar como obligaron a Getúlio ni me hicieron huir en un avión rumbo a Uruguay como hicieron con Jango [en referencia a João Goulart, presidente derrocado por los militares en 1964]. ¿Saben por qué? Porque acá hay una democracia que luchamos para construir, y tenemos que saber que esta lucha no tiene fecha para terminar”. Rousseff también dijo que comparecería ante el Senado el lunes para “defender la democracia”.

Un revés para esa instancia ­-en la que hablará durante 30 minutos, como mínimo, y se le realizarán preguntas que podrá optar por no responder- es la falta de apoyo de la Ejecutiva Nacional del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece, a su propuesta de convocar a un referéndum para llamar a nuevas elecciones presidenciales. La dirección del PT optó por no pronunciarse acerca de esa propuesta y rechazó una iniciativa para darle su respaldo, negándose a apoyar la principal promesa presentada por Rousseff en busca de mantenerse en el cargo. Se espera que el lunes los senadores la cuestionen por esto.

El PT sí convocó para esa jornada a una movilización a sus militantes frente al Congreso, donde se han instalado vallas para separar a quienes hagan manifestaciones a favor y en contra del juicio político y de la permanencia de Rousseff en el cargo.