Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijo del narcotraficante mexicano Joaquín Chapo Guzmán, fue secuestrado el lunes junto a otros cinco hombres mientras cenaban en un restaurante de Puerto Vallarta, una zona turística del estado de Jalisco, en el oeste de México. El hijo del capo fue identificado a partir del análisis de los objetos que se encontraron en los autos que quedaron en el estacionamiento del lugar, confirmó el martes en una conferencia de prensa el fiscal de Jalisco, Eduardo Almaguer. Además de Guzmán Salazar, de 29 años, se encuentran entre los secuestrados Juan Daniel Calva, Josías Nahuali Rábago y Víctor Galván. Los otros dos individuos todavía no fueron identificados; se ha especulado que uno de ellos pueda ser Iván Archivaldo Guzmán Salazar, el hijo mayor del Chapo, aunque por el momento “no hay ningún indicio”, dijo Almaguer. En el restaurante había diez personas más: nueve mujeres que fueron liberadas de inmediato y un hombre que logró escapar.

El fiscal aseguró que la búsqueda de los seis secuestrados continúa y que, hasta ahora, la Fiscalía General de Jalisco no ha recibido ninguna denuncia por desaparición. Almaguer dijo además que los secuestrados podrían estar vinculados al cártel de Sinaloa, el mismo que lidera el Chapo, que fue encarcelado en enero y actualmente espera su extradición a Estados Unidos.

Las autoridades de Jalisco confirmaron que el secuestro fue llevado adelante por siete hombres armados que integran el Cártel Jalisco Nueva Generación, un “grupo delictivo que ha estado operando en el estado por muchos años”, dijo Almaguer. El grupo, encabezado por Nemesio Oseguera Cervantes, surgió en 2010 como una célula del cártel de Sinaloa y tiene presencia en al menos siete estados más y en Ciudad de México. Los cárteles de Jalisco y de Sinaloa rompieron su alianza en febrero de 2013. Desde entonces, son grupos enemigos y se disputan el control de varias zonas de Jalisco.

A la investigación también se sumó la Procuraduría General de la República, que formó un “grupo interdisciplinario” para ayudar a las autoridades locales “a esclarecer los hechos”, según un comunicado divulgado el martes por la institución.

El secuestro de uno de los hijos del Chapo Guzmán echa leña al fuego al conflicto entre las bandas de narcotraficantes, uno de los principales problemas en la seguridad pública de México, y podría desembocar en el recrudecimiento de la violencia en la región.