Rajoy había perdido el miércoles la primera votación, y el viernes el resultado se reprodujo sin modificaciones: el mandatario en funciones se quedó a seis votos de los 176 que necesitaba para ser investido como presidente, y tuvo la oposición de 180 diputados.

Antes de la votación, Rajoy pidió al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que devolviera “la normalidad democrática” al país y permitiera, con su abstención, la formación de un gobierno. El líder del PP dijo que con su rechazo, los socialistas sólo demuestran su deseo de repetir las elecciones. Pero el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, reiteró su negativa a un gobierno conservador que, en su opinión, ahondaría “la fractura social, territorial y económica” ya generada por el Ejecutivo de Rajoy en los últimos cuatro años. Además, aclaró que la responsabilidad del bloqueo político no corresponde sólo a su partido e instó al resto de las fuerzas políticas -especialmente a Ciudadanos y a Podemos- a buscar una solución.

Los partidos políticos españoles tienen plazo ahora hasta el 31 de octubre para llegar a un acuerdo. Si ese día no hay un candidato definido, el rey Felipe de Borbón disolverá el Parlamento -como sucedió en mayo- y se convocarán automáticamente nuevas elecciones, tal como establece la Constitución española. Esa votación podría celebrarse el 25 de diciembre. La presidenta del Parlamento, Ana Pastor, se reunirá hoy con Felipe de Borbón para comunicarle formalmente los resultados de la fallida sesión de investidura del viernes.

El panorama actual, tras el fracaso de Rajoy, es bastante confuso. Por un lado, Sánchez invitó ayer a Ciudadanos y Podemos a formar una alianza con el PSOE, como ya había hecho hace unos meses. “Lo que les pido a las fuerzas del cambio es muy sencillo. El voto contrario durante la pasada legislatura de algunos provocó el darle una segunda oportunidad a Mariano Rajoy. Yo espero que no vuelva a ocurrir y que no le den una tercera oportunidad”, dijo Sánchez en un acto en la ciudad de San Sebastián, haciendo referencia al rechazo de Podemos al acuerdo que habían establecido el PSOE y Ciudadanos. “Dijimos que no íbamos a facilitar un gobierno de Rajoy por las cosas que hizo y las que está proponiendo, [...] y hemos cumplido con la palabra del cambio”, dijo Sánchez. Agregó que espera que el resto de los partidos “haga lo mismo”.

Pero Podemos no tiene intenciones de pactar con el partido de derecha de Albert Rivera, quien nuevamente sorprendió con su opinión. Rivera, que hasta el viernes respaldaba al PP, aseguró que no volverá a renovar el pacto con los conservadores -que expiró tras la sesión de investidura- si el partido no propone a un candidato “viable” que no sea Rajoy.

No obstante, esto no significa que Ciudadanos acepta la propuesta de Sánchez. Ayer, en un acto en La Coruña, Rivera dijo que Rajoy y Sánchez deberían “marcharse” si no están dispuestos a que sus dos partidos “dialoguen”, y agregó: “Están jugando a cansar a la gente”.

Pero el PP no está dispuesto a desplazar a Rajoy. “No renuncio a gobernar y presentaré mi candidatura a las elecciones [en el caso de que sean convocadas de nuevo]”, dijo Rajoy. “No vamos a renunciar a formar gobierno por una razón muy sencilla y democrática: hemos ganado las elecciones”, concluyó.

Lejos de encontrar aliados, el PP recibió críticas desde otras tiendas políticas el fin de semana al anunciar que el ex ministro de Industria José Manuel Soria, que dimitió luego de aparecer en los llamados Panama Papers como administrador de una firma radicada en un paraíso fiscal, será el candidato propuesto por el gobierno de España a un puesto como director ejecutivo en el Banco Mundial. Rajoy dijo ayer que sería “injusto” impedir que Soria asuma ese puesto, porque se trata de un cargo al que puede aspirar en su calidad de técnico comercial.